El Inegi dio a conocer recientemente que la Inversión Fija Bruta (IFB) tuvo una caída en el 2018 de 6.41% anual ajustada por estacionalidad.

Desde septiembre del 2013 no se registraba una contracción tan fuerte, mes en que la IFB decayó 7.28 por ciento.

Pero la tendencia descendente se viene observando desde inicios del 2018 y no mejoró después del triunfo electoral de López Obrador.

El consumo interno y la inversión privados son dos motores fundamentales para el crecimiento económico.

Dependen en gran medida de las percepciones y expectativas de la confianza, para lo cual los consumidores e inversionistas toman en cuenta las señales que envía un gobierno a través de sus diversas políticas públicas, así como las condiciones de estabilidad política y económica.

El Inegi también publica el índice de Confianza del Consumidor, que ha mostrado un alza importante en varios meses.

Sin embargo, esto no se ha traducido en un incremento significativo en el consumo.

Es decir, por un lado, los consumidores al responder esta encuesta se manifiestan optimistas y el gobierno ha adelantado la conclusión de que es porque respaldan las políticas de la nueva administración pública.

Pero, por el otro, se muestran cautos para incrementar de manera importante su nivel de consumo.

De acuerdo con cifras de ventas a febrero de la  ANTAD, si bien positivas, éstas tienen una tendencia decreciente.

Pero la asociación de la industria Federico Rublikaiser automotriz reportó una fuerte caída anual en febrero de 5.5% en las ventas de automóviles en el mercado nacional.

Las decisiones de inversión tienen un rezago en lo que se materializan.

Es decir, la caída observada en diciembre respondió mayormente a decisiones tomadas unos meses antes que a la vez respondían a la percepción de entonces de la confianza futura.

Es por ello que sería razonable anticipar que este indicador seguirá cayendo a la luz de diversas decisiones y declaraciones del gobierno.

Hay que reiterarlas: la cancelación del NAIM, la suspensión de licitaciones en el sector energético, la ausencia de un plan estratégico viable para Pemex, la obstrucción de vías férreas, la descalificación de órganos autónomos y las declaraciones de las calificadoras crediticias.

Son factores que han minado la confianza.

Las cifras de la IFB a marzo se conocerán después de mayo, cuando ya se tenga una estimación del PIB del primer trimestre.

La mayoría de los analistas espera una baja importante, que iría en línea con una expectativa de crecimiento del PIB para el 2019, que hoy se sitúa entre 1.3 y 1.4 por ciento.

Lo cierto es que en estos poco más de 100 días de gobierno las autoridades han tomado decisiones contrarias para fortalecer la confianza de la inversión.

Aunque suene trillado, sin la garantía de un respeto irrestricto al Estado de Derecho, no habrá inversión suficiente que lleve aun crecimiento del PIB de 4% en promedio durante los próximos años.

(Fuente: El Economista, Opinión ,Columnas ,Federico rubli kaiser, P70, 11/03/2019)