El pasado 1° de mayo, día internacional del trabajo, muy cerca de los primeros 150 días del gobierno federal autodenominado “de la cuarta transformación”, fue promulgado un decreto por el que se reforman, adicionan y derogan diversas disposiciones de la Ley Federal del Trabajo, y otras leyes relacionadas, en materia de justicia laboral, libertad sindical y negociación contractual colectiva. La reforma fue analizada en la Cámara de Diputados a principios de abril y fue aprobada de forma abrumadora.
Los principales cambios serán poner fin a las Juntas de Conciliación y Arbitraje, ya no habrá elecciones personales y secretas para elegir dirigencias sindicales; abre la posibilidad de coexistencia de varios sindicatos en una misma empresa; crea beneficios para las empleadas domésticas; y obliga a protocolos para evitar la discriminación. Para finales de abril, la Cámara de Senadores la aprobó sin contratiempos, a juicio de los legisladores pretende dar respuesta a demandas históricas de los trabajadores, al establecer la libertad y democracia sindical y un nuevo sistema de impartición de justicia en materia laboral, que ya se venía cocinando desde el sexenio pasado. Juan Fco. Torres Landa, de la firma de abogados Hogan Lovells, dijo que “el dictamen es resultado de la presión del gobierno americano por incluir en el marco mexicano una mayor libertad sindical para los trabajadores, pues Nancy Pelosi, presidente de la Cámara de Representantes, advirtió que no habría una firma del acuerdo de libre comercio EEUU-México-Canadá hasta que nuestro país tuviera una reforma laboral”.
El presidente de la Coparmex, Gustavo de Hoyos, afirmó que se tomó “una puerta falsa” para cambiar esta Ley, pues dejó “una gran oportunidad para lograr una legislación moderna y permanente”. Lamentó que se haya aprobado una ley “por mientras”, pues el propio Senado admitió que dejaron temas pendientes para una segunda etapa. Como sucede en este tipo de reformas, existe polaridad en las apreciaciones, por un lado, el legislador, con la bandera de abogar por la clase trabajadora, y por otra, el empresariado que busca cuidar sus intereses. Esperemos que esta reforma arroje los beneficios bien intencionados de esta nueva ley laboral e impulse la productividad en el país, eso sólo lo veremos con el tiempo y sabremos si esta nueva reforma laboral puso a México en una posición privilegiada para potenciar el desarrollo y crecimiento económico del país y se refleje directamente en la calidad de vida de los trabajadores, los empresarios y el pueblo en lo general.
(Fuente: Milenio Diario / Distrito Federal / Internet, Información, 00:55, 14/05/2019)