Como en otros países, la llegada del comercio electrónico a la vida cotidiana a partir del distanciamiento social por el Covid-19, es sólo la parte inicial de la transformación en que se ve involucrado el negocio de los centros comerciales y tiendas minoristas. México no es la excepción. El cierre de tiendas físicas ha venido a generar profundas reflexiones sobre los cambios que experimentará la industria del comercio a partir de la era posterior a la contingencia sanitaria. La ausencia de compradores en las tiendas y lo que será en su momento, la reapertura conforme a las tres etapas de la nueva normalidad anunciadas por el gobierno federal, tras el confinamiento serán el detonante de cambios importantes en el sector. Basta como ejemplo, lo que hoy puede verse en almacenes de algunas ciudades de Texas, que están reabriendo el comercio, pero sólo con el 25% como uso máximo de compradores. Entre otras muchas cosas, Macys y Nordstrom han empezado a modificar de manera complementaria actividades como las áreas de prueba de ropa, prendas que de no comprarse deberán pasar por un tiempo de observación, con el costo implícito de sanitización. Este solo factor, traducido a las grandes áreas de food court de comida rápida de los centros comerciales exigirá una redistribución en la distancia de las mesas y costos de limpieza y parámetros que garanticen la seguridad de empleados y consumidores. Otro aspecto fundamental son las estructuras para el comercio electrónico. Algunos retailers han logrado consolidar los sistemas e incluso llegaron a automatización los empleos y procesos de distribución. Como nunca, una vez más la experiencia del consumidor, en especial la vinculada con la seguridad para asistir a los espacios comerciales, es uno de los retos que deberán resolver desarrolladores, arquitectos, operadores y administradores de tiendas minoristas, cadenas departamentales y de autoservicios. Para algunas firmas de planeación y arquitectura especializadas en el comercio, la pandemia sólo aceleró la necesidad en las empresas de insertarse en los sistemas de compra en línea, el click and connect y los procesos de entrega. Es decir, todo lo que involucró las grandes apuestas de quienes invirtieron para el desarrollo de servicios sin venta de mostrador, soportados en sistemas de recolección y entrega finales, están capitalizando la coyuntura. Lo hicieron a través del desarrollo de aplicaciones e infraestructura tecnológica, para incluso generar desde el celular procesos de compra, integrando sistemas de pago, donde ni siquiera es necesario tocar tarjetas, ni digitar terminales. Esa tendencia del customer experience hizo que algunas cadenas como Starbucks Coffee hicieran posible en mercados desarrollados, comprar en línea y recoger los productos, sin necesidad de hacer fila para ordenar y luego esperar por los alimentos. Se estima que actualmente las principales cadenas de autoservicio y departamentales mueven entre 15 y 20% de su inventario mediante ventas online, el resto se hace en el piso de venta. Esta revolución ha llevado a muchos en unos pocos días, a cuestionarse si lo que viene con el ingreso al new normal, termine por reconfigurar espacios públicos, las áreas de ventas, el formato de las cadenas big box (grandes cajas). Ya en los últimos años, el debate se había centrado en la muerte de algunos conceptos comerciales de grandes cadenas y centros comerciales. Se encontró alivio con el desarrollo de proyectos con espacios comerciales con grandes áreas abierta Pero de nuevo, la apuesta por modelos de desarrollo integrada por usos mixtos y grandes concentraciones, no tendrá por el momento espacio en la cotidianidad del comercio. Se trata además de cómo los espacios construyen la confianza de consumidor con modelos eficientes en términos de seguridad, ambiente, confort y áreas abiertas. Definitivo, ello implica cambios profundos en la redistribución de los espacios, el reacomodo de los almacenes como hoy están concebidos, con áreas de venta acotadas y grandes espacios para los inventarios. El tema es amplio y revelador de lo que depara la nueva normalidad a las empresas y consumidores. Lo es principalmente en las ciudades de grandes concentraciones, complejos inmobiliarios también de usos mixtos donde la convivencia y los espacios públicos generaban hasta hace unas semanas una intensa vida social. La línea del tiempo de lo que viene, se irá definiendo al paso de los días, una vez que se retome la actividad y se controle el COVID. Mientras eso no suceda, el retail tiene que pensar en una fórmula distinta, pensada un futuro inmediato que revolucionó la operación.
Fuente: El Financiero / CDMX / Internet, Información, 04:50, 14/05/2020