Contar con una carta de vinos que pueda satisfacer a todos los paladares y prestarse para maridar con todo tipo de comidas puede parecer una tarea imposible. Sin embargo, existen ciertos vinos que, por su amplio abanico de posibilidades de combinación, suelen resolver muy bien esta tarea. Los vinos de Rueda tal vez sean algunos de los más versátiles del mundo, pues debido a su frescura se prestan para maridar con cualquier tipo de alimento.

A la hora de maridar un vino Rueda, lo primero que debemos tener en cuenta son sus características esenciales: se trata de un vino blanco que nos recuerda a frutos con hueso como el chabacano o el durazno y de fácil paso por boca. Sus notas a hierbas de monte bajo y su buena acidez lo hacen un gran acompañante de los clásicos de la comida mexicana como: barbacoa, cochinita, chiles en nogada, carnitas, mole, etc.

En Rueda se elaboran vinos principalmente a base de uvas Verdejo, Sauvignon Blanc, Viura o una combinación de las tres. En el mercado mexicano, es posible encontrar algunas de estas variedades:

Rueda Verdejo

Vino blanco elaborado con un 85% mínimo de la variedad Verdejo, aunque frecuentemente es monovarietal. Son vinos de color amarillo pajizo, con gran potencial aromático y muy elegante en nariz. Con cuerpo y estructura al paladar, con gran frutuosidad así como un toque amargoso característico de la variedad.

Rueda

Vino elaborado con un 50% mínimo de la variedad Verdejo. Las características de la Verdejo están más diluidas por la presencia de las otras variedades. Frescos, suaves y florales, con una graduación mínima de 11°.

Rueda Espumoso

Se obtiene según el método tradicional de segunda fermentación en botella y un periodo de crianza en botella no inferior a 9 meses. En esta elaboración la Verdejo desarrolla un gran potencial de frutosidad y delicadeza. Según sean secos o semisecos se elaborarán con un mínimo del 50% de uva Verdejo y si son Brut o Brut Nature se elaborarán con un mínimo del 85% de uva Verdejo.

Rueda Dorado

Vino de licor, seco, obtenido por crianza oxidativa. Debe permanecer en roble, al menos, los dos últimos años inmediatamente anteriores a su comercialización. Color dorado con aroma y sabor ligeramente tostado por su larga oxidación en madera. De graduación no inferior a 15°.

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Fuente: D.O. RUEDA