En México, tres de cada 10 adultos tienen una educación financiera viable, sólo 32% de los adultos mayores cuentan con una educación financiera mientras que en países como Suecia y Noruega el 71% de sus adultos mayores sabe y aplica conceptos financieros para que sus recursos sean más redituables. Hablar de educación financiera es hablar de mejores condiciones económicas de un país, de elevar las condiciones para los ciudadanos y de un mejor aprovechamiento de los sistemas financieros para el bienestar de todos, siendo un aliado y no un lastre para el bolsillo. Desafortunadamente, México está en el nivel secundaria en esta materia. Y aunque algunos esquemas se han desarrollado a marchas forzadas, la realidad es que todavía falta mucho por hacer. Para este sexenio los pasos se preveían importantes con la llegada de conceptos y material financiero a las escuelas de nivel primaria, pero la realidad es que todo ha quedado para después debido al Covid-19. Haciendo que la SEP, al mando de Delfina Gómez, se enfoque en la educación a distancia. Es cierto que la AMIS, bajo la presidencia de Sofía Belmar, ha implementado programas de educación financiera en primaria y hasta preparatoria desde hace 11 años. Algunos grupos financieros han comenzado a hacer lo propio, como es el caso de Citibanamex, que encabeza Rodrigo Kuri, y BBVA al mando de Eduardo Osuna, pero falta aterrizar los programas y que no sólo se queden en unos cuantos. Es fundamental que todos estos esfuerzos se materialicen en la educación básica y en la población económicamente activa. La Condusef, bajo la tutela de Óscar Rosado, fortalece desde hace más de 10 años el esquema de educación financiera vía la semana de educación. Apoyada en el sistema financiero en México. Pero ahorrar dinero para el retiro o para una emergencia aún es totalmente desconocido para casi el 40% de la población mexicana. Si hablamos de crecimiento en el consumo de productos de previsión financiera como afores, seguros, créditos y cuentas de ahorro, fue de casi 9% en dos años. Dos de cada tres personas no comparan lo que contratan con un banco, desconocen si su tarjeta de crédito genera o no intereses sobre compras o si necesitan pagar comisiones; no saben si su seguro cubre algunos siniestros en específico, ignoran si su afore está teniendo el rendimiento adecuado o qué tasa de interés les cobra alguna institución con la que tienen relación. Los problemas en educación financiera afectan a la sociedad en general. El gastar dinero que no ganamos, por ejemplo, a través de la tarjeta de crédito o un préstamo y sin saber que vamos a pagarlo más caro, representa un riesgo muy alto para la economía personal, pero también para el desarrollo nacional. Hablar de educación financiera es referirse al desarrollo de un país. Y los esfuerzos del sector privado son más que plausibles. Tal es el caso del recién creado Centro virtual Ricardo B. Salinas Pliego cuyo objetivo es generar información sobre temas como libertad, movilidad social y patrimonio arqueológico. Sembrar la semilla, como bien lo dijo el empresario, “que seguramente se convertirá en un gran árbol que nos cobijará a todos, la prosperidad incluyente, con libertad e innovación”. Sin duda alguna, grandes iniciativas e ideas veremos transitar a través de la plataforma virtual del Centro Ricardo B. Salinas Pliego. Ojalá se materialicen en pro de un país como México, que son fundamentales para el desarrollo. Conductora Socia Cofundadora, y conductora del programa de radio Salud, Dinero y amor. Programa de finanzas, negocios, economía y bienestar. Consolidar educación financiera para elevar PIB Turbia, la quiebra de SARE ¿De verdad hay ahorro en salud? A la ONU le preocupa México ¿Otra más que violará la Constitución?

Fuente: El Economista / CDMX / Internet, Información, 06:35, 20/04/2021