Víctor Moctezuma, fundador de iLab
La innovación es clave para el desarrollo económico y la competitividad en México, situación por la que, en los últimos años, este tema ha tomado relevancia, tanto en el ámbito empresarial, como en el gubernamental y académico, sin embargo, aún hay trabajo por hacer.
De acuerdo con el Índice Global de Innovación 2023, México se ubicó en la posición 58 a nivel mundial, mismo lugar que obtuvo en el 2022, lo que nos muestra el gran potencial que existe en nuestro país.
Sin embargo, entre los obstáculos que enfrentan las empresas, destaca la falta de infraestructura adecuada y financiamiento, así como la necesidad de fomentar una cultura de reinvención más robusta.
El 60 % de las organizaciones mexicanas reportan que la falta de recursos financieros es un impedimento principal para la innovación, según la Encuesta Nacional sobre Productividad y Competitividad de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (ENAPROCE).
Hablar de innovación en las compañías es convertir este concepto en el eje rector de una estrategia que gobierne y permita articular recursos con un propósito específico, esto dará pie a que todos los esfuerzos sean regenerativos para el negocio, rentables y también diferenciables, lo que significa que son innovadores.
El riesgo al que se enfrentan las compañías es que no comprendan cómo estas implicaciones pueden repercutir en el corto plazo, pero con trascendencia en el futuro, siempre alineadas al propósito de la organización.
En este sentido, concebir a la invención como un activo para el futuro de las empresas mexicanas tiene diversas repercusiones. Por un lado, ésta puede mejorar los procesos y productos de los negocios, lo que aumenta la eficiencia y reduce los costos; además, les permite ser más competitivas y rentables en el mercado global.
Por otro lado, este proceso innovador ayuda a resolver problemas específicos de los clientes, con lo cual las organizaciones pueden ampliar su portafolio de productos y servicios y aprovechar nuevas oportunidades de mercado, lo que, por ende, diversificará su oferta y aumentará su estabilidad financiera.
Además, la mejora puede contribuir a que las compañías desarrollen nuevas tecnologías y soluciones empresariales, lo que aumenta la eficiencia y la productividad.
Alcanzar alguno de estos puntos, tiene que ver con la reinterpretación de la realidad actual y las exigencias del mercado al que pertenezca la compañía, eso significa que es relevante entender que este futuro tiene un contexto, que las tendencias y lo que está sucediendo alrededor de los negocios, orilla a mi empresa a definir una nueva dirección y que muy probablemente ésta no se apega a los atributos que yo tengo como organización. Entender esto es fundamental para incentivar la modernización y garantizar los resultados al largo plazo.
La empresa, vista como un ente que se extiende, puede transformar sus capacidades y conocimientos para volverse colaborativa, configurarse y extenderse de diversas formas, sirviendo a otros propósitos y generando valor compartido. Esta perspectiva amplía el impacto de la innovación, permitiendo que las soluciones desarrolladas en un contexto específico beneficien a una gama más amplia de sectores y comunidades.
De acuerdo con el estudio Panorama de la innovación en México y Centroamérica 2023, realizado por KPMG México, en los siguientes tres años está previsto que un 76 % de las compañías mexicanas realicen modificaciones en sus productos y servicios.
La razón principal detrás de estas iniciativas es preservar la competitividad en sus respectivos mercados y optimizar los portafolios, lo que, sin duda, representa un paso firme hacia la innovación empresarial.
Fuente: Retailers.mx