Un prolongado periodo de subinversión por parte de los productores de materias básicas está sentando las bases para grandes incrementos de precios en los mercados de las materias primas, dicen inversionistas alcistas que se enfocan en las industrias de los metales y la energía. Los precios del cobre, el níquel y el aluminio podrían dispararse para rebasar récords anteriores -más de 40% por encima de los niveles actuales en los próximos años, según los administradores de carteras.
Es probable que un acontecimiento así transforme mercados que en años recientes se han visto marcados por precios blandos y un interés tibio de los inversionistas.
Los mineros globales gastan ahora un tercio de lo que gastaban hace cinco años en nuevos proyectos.
Se perfilan a invertir aproximadamente 40 mil millones de dólares por tercer año consecutivo, en comparación con más de 120 mil millones de dólares hace cinco años y 80 mil millones hace casi una década, de acuerdo con Wood Mackenzie, una consultoría sobre materias básicas.
Las preocupaciones de que aranceles Estados Unidos-China desaceleren el crecimiento y perjudiquen la demanda de materias básicas han afectado los precios en semanas recientes.
El cobre se perfila para sufrir su tercer caída de por lo menos 15% en los últimos cinco años.
Zinc, aluminio y níquel viven un mercado a la baja.
Pero algunos inversionistas apuestan a que la tasa de inversión actual contraiga la oferta, lo que haría que los precios de metales como cobre y aluminio se disparen.
Los inversionistas y analistas también anticipan que el tan esperado cambio a los vehículos eléctricos exacerbe cualquier brecha en el suministro.
Los analistas señalan que la falta de inversión en metales hace eco de lo que sucedió en el mercado del petróleo.
Una caída del 25% en el gasto para nuevos proyectos en el 2015 y el 2016 sentó las bases para una recuperación que hizo que los precios del crudo se acercaran este año a sus niveles más altos en cuatro años.
La potencial falta de existencias se desarrolló después de que un coro de inversionistas -escarmentados por la caída en materias básicas que duró todo el 2016- exigió una mayor disciplina de las compañías mineras.
Las acciones del sector de minería se han rezagado en años recientes.
El índice MSCI World Metals and Mining ha caído 20% en los últimos cinco años, en comparación con un descenso del 3% en una medición más amplia.
Glencore PLC, conocida por su agresiva estrategia de inversión, contrajo el gasto anual en nuevos proyectos del 2014 al 2016, de acuerdo con FactSet.
Ivan Glasenberg, su director ejecutivo y uno de los principales expertos en tratos de la industria minera, ha dicho que recompensar a los inversionistas es ahora el mejor uso del efectivo de la compañía.
Otras empresas mineras grandes, como Rio Tinto PLC y Vale SA, han seguido un patrón parecido, al llevar los gastos de capital a su nivel más bajo en años y gastar miles de millones en rendimientos para los accionistas.
«Ninguna de estas compañías mineras tiene avidez de aumentar el suministro al gastar o adquirir a alguien», indicó Arthur Calavritinos, un administrador de cartera en ANC Capital, con sede en Boston, quien realiza operaciones con futuros del cobre y se ha aferrado a inversiones en Freeport McMoRan Inc. y Teck Resources Ltd.
Los acuerdos de minería se encaminan a sumar un total de alrededor de 40 mil millones de dólares por cuarto año consecutivo, una fracción de la cifra récord de 131 mil millones de dólares gastada en el 2011, de acuerdo con Dealogic.
Mientras tanto, está previsto que la recompra de acciones emprendida por las compañías mineras más grandes aumente más del doble por segundo año consecutivo, muestran datos de FactSet.
La incertidumbre sobre el comercio global este año ha disuadido todavía más a las mineras de comisionar nuevos proyectos.
Las compañías también lidian con Gobiernos en mercados emergentes que buscan una participación cada vez mayor de las ganancias e imponen regulaciones más estrictas.
Las compañías extractoras de cobre necesitarán gastar 50 mil millones de dólares adicionales en la década siguiente para equilibrar el mercado, dijo Christopher LaFemina, un analista de minería en Jelferies.
Esas compañías gastan actualmente alrededor de 10 mil millones de dólares al año.
También está previsto que el zinc sufra un déficit de varios cientos de miles de toneladas, de acuerdo con LaFemina, quien tiene calificaciones de «compra» sobre muchos productores industriales de metales.
Históricamente, los precios de los metales han respondido con rapidez a condiciones ajustadas de mercado.
El cobre aumentó más del doble, a 4 dólares por libra (.454 gramos) en el año a mayo del 2006.
Los precios se dispararon alrededor del 50%, a 4.50 dólares, en el año a febrero del 2011.
El metal se cotiza actualmente a alrededor de 2.75 dólares.
«Esos tipos de repuntes en los precios están en el futuro», afirmó Leigh Goehring, socio administrativo de Goehring & Rozencwajg Associates, que ha retenido sus inversiones en compañías de minería de cobre.
«En un mundo en el que la oferta no crece así nada más, le colocas encima toda esta nueva demanda».
Un mercado en aumento para los metales beneficiaría a países que son grandes exportadores de metal, como Indonesia y Chile, pero es probable que también aumente los precios de todo, desde teléfonos inteligentes hasta las viviendas.
Los negocios que dependen de metales, como contratistas y fabricantes de autos, también podrían verse perjudicados.
Esos acontecimientos podrían provocar inquietudes sobre inflación a nivel mundial.
Los mercados para metales también son conocidos por tener ciclos de auge y caída, lo que se suma al reto para inversionistas enfocados en ganancias más inmediatas.
«Las minas que fueron aprobadas hace poco no van a estar (produciendo) hasta dentro de varios años», dijo Marisa Hernández, analista de investigación de metales y minería en Neuberger Berman, una firma de inversión que supervisa 315 mil millones de dólares.
Hernández recomienda comprar a productores de cobre con un horizonte de tiempo de al menos un año.
«Eso puede llevar a un periodo de tiempo cuando no hay oferta suficiente».
Las empresas mineras globales están gastando ahora un tercio de lo Invertido hace cinco años en nuevos proyectos.
(Fuente: Reforma, Información ,Negocios ,Amrith Ramkumar y David Hodari, P4, 07/11/2018)