Aún con un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de 1 por ciento entre el primer y el segundo trimestre del 2022 y 1.9 por ciento anual; el desarrollo económico de México se presiona por un escenario complejo, principalmente por la baja inversión, presión inflacionaria y el desarrollo económico de Estados Unidos. De acuerdo con el análisis semanal del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), luego de darse a conocer el crecimiento de la economía mexicana, el escenario en la segunda mitad del año puede impedir avances significativos subsecuentes para 2022. La debilidad de la inversión, como uno de los factores negativos, que es una limitante para el crecimiento. Y, a su vez, dicha debilidad resulta de problemas para los que no se avizora una solución en el corto plazo, como la incertidumbre, la deficiencia del estado de derecho y falta de apego a las reglas, impunidad, inseguridad, y obstáculos regulatorios.

Para crecer por arriba del 4 por ciento la inversión en el país tendría que equivaler por lo menos a 25 por ciento del PIB. Sin embargo, la inversión total está lejos; alcanza solo 18.1 por ciento (al primer trimestre de este año). Otro factor es la presión inflacionaria, que probablemente continúe hasta prácticamente 2024. El mismo Banco de México (Banxico) estima que la inflación puede converger a la meta de 3.0 por ciento en el primer trimestre de ese año. Entre otras cosas, la inflación causa mayor incertidumbre, añadiendo al desánimo de la inversión, y afecta negativamente al consumo de los hogares. Ambos son obstáculos para la reactivación de la economía. Es de esperar que la política monetaria sea restrictiva hasta entonces.

Es decir, con aumentos en la tasa de referencia del banco central que podrían llevarla a superar el 10 por ciento. Las mayores tasas de interés resultantes son también impedimentos para la recuperación de la economía 1. El crecimiento de los Estados Unidos es un tercer elemento restrictivo para la economía nacional. En el segundo trimestre del año la economía del país vecino del norte, cayó 0.9 por ciento a tasa anualizada. Cifra decepcionante ya que la expectativa era un repunte de 0.5 por ciento. Como es sabido, el crecimiento del PIB en Estados Unidos es un determinante importante de la actividad económica en México. No obstante, sin aumentos significativos del PIB en el segundo semestre, pero igualmente sin disminuciones, la economía crecería alrededor de 2 por ciento en el año, cifra moderadamente superior a la expresada por los analistas económicos en (1.77 por ciento en promedio), pero un avance cercano a la estimación vigente del gobierno (3.4 por ciento) es prácticamente imposible.

Sin cambios en la actitud oficial ante la inversión privada y la apertura económica, su falta de interés en la inversión pública rentable socialmente y en la regulación eficiente que facilite la actividad económica, las posibilidades de un mejor desempeño de la economía en beneficio de todos se reducen y continuarán en esa tendencia.

Fuente: Milenio