La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) recortó a 0.2 por ciento el crecimiento de la economía de México en 2019, mientras que hacia el 2020 estima mayor dinamismo con un repunte de 1.2 por ciento del PIB para avanzar a 1.6 por ciento en el 2021, es decir, no se superará el 2.0 por ciento al menos en la primera mitad del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Con los datos publicados este jueves en el informe Perspectivas Económicas Mundiales de la OCDE, la expansión del PIB en los tres primeros años del sexenio del presidente López Obrador será en promedio de 1.0 por ciento anual, lejano a la meta del 4 por ciento planteada para finales del 2024, que se planteó al arranque de la administración.
«El crecimiento repuntará gradualmente, a medida que las remesas son robustas, los aumentos en los salarios mínimos y la inflación en disminución impulsen el consumo», señala la OCDE.
Hay la expectativa de que la débil inversión se fortalezca gradualmente a causa de la baja en las tasas de interés; pero se advierte una desaceleración en el crecimiento de las exportaciones debido a condiciones mundiales menos favorables, especialmente en Estados Unidos.
«La informalidad sigue siendo generalizada y las desigualdades entre las regiones son altas», advierte la OCDE.
La política monetaria se volverá más acomodaticia, dada la disminución de la inflación y la prevalencia en la debilidad de la economía.
La proyección del crecimiento en 2019 de 0.2 por ciento, desde el 0.5 previsto en septiembre y el 1.6 por ciento que advertía en mayo, se iguala al pronóstico de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y se asemeja al 0.4 por ciento que prevé el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Las recomendaciones del organismo para México son continuar con una política fiscal prudente para estabilizar la deuda pública; para impulsar la productividad se requiere más competencia y esfuerzos continuos para fortalecer el estado de derecho y reducir la delincuencia.
También hay que aumentar la baja participación femenina en el mercado laboral al ampliar el acceso a la educación de la primera infancia, impulsar el crecimiento y la inclusión.
«La actividad económica se ha debilitado. Las tensiones comerciales y la incertidumbre política han reducido la confianza empresarial y frenado la inversión. Los sectores de la industria y la agricultura son débiles, mientras que los servicios siguen siendo más resistentes», reconoce en su análisis.
Las perspectivas de la economía mexicana podrían mejorar si se presenta un desempeño mejor al esperado en el sector petrolero, ya que la producción se enfoca en explotar oportunidades de alto rendimiento.
El sector de la construcción también tiene potencial para sorpresas al alza, luego de la reciente eliminación de algunas restricciones en los sitios de construcción en la Ciudad de México.
Del otro lado de la moneda, los riesgos a la baja incluyen nuevas tensiones comerciales con los Estados Unidos y episodios renovados de crisis financieras con volatilidad en las economías de mercados emergentes, lo que podría aumentar los costos de financiamiento de la deuda.
(Fuente: El Financiero / Distrito Federal / Internet, Información, 04:50, 21/11/2019)