En los últimos dos años, México ha enfrentado circunstancias externas que no han jugado a favor de su economía. La situación nos dicta que dentro de un mundo globalizado, el contexto internacional no solamente tiene importancia, sino que define el futuro desarrollo para todos sus integrantes.
Nuestro país, como uno de ellos, ha puesto a prueba su capacidad y agilidad para responder con fortaleza a coyunturas adversas.
En este periodo, por ejemplo, la producción de petróleo disminuyó en 300 mil barriles diarios; además, pasamos de exportarlo de un precio de 100 a uno de 18 dólares por barril.
El crecimiento económico global también ha sorprendido a la baja y Estados Unidos, nuestro principal socio comercial, tuvo una débil producción industrial y un proceso electoral que despertó incertidumbre respecto a la política comercial que adoptará.
A pesar de esto, hoy México presenta un crecimiento positivo con datos contundentes.
Crecimos 2.3% en 2016, por encima de las principales economías de América Latina como Chile (2.1), Colombia (2.0) y Brasil (-3.6), y de varias economías avanzadas como Alemania (1.9) y Estados Unidos (1.6).
El primer semestre de 2017 también presenta un buen balance como resultado de la fortaleza interna del país.
La economía crece por encima de lo que esperaban los organismos internacionales y la mayoría de los analistas del sector privado, quienes han aumentado sus pronósticos de crecimiento en más de 35% en lo que va del año.
Se han creado más de 500 mil empleos, la mayor generación para un periodo similar desde que se tiene registro.
En mayo, el crédito otorgado por la banca comercial al sector privado aumentó 7.7% real anual.
La industriamanufacturera está creciendo a 5%, mientras que el sector agropecuario lo hace 6.6%.
Las exportaciones incrementaron 12.9% anual y la entrada de divisas subió 10.2% entre enero y mayo, la cifra más alta para un mismo periodo desde que se tiene registro.
Los números hablan por sí mismos e indican que México está haciendo lo necesario para obtener resultados más cercanos a los que queremos.
Esta fortaleza interna es resultado de decisiones responsables desde el inicio de la presente administración, que con una adecuada política fiscal, monetaria y reformas estructurales, permite que la economía pueda ajustarse a las cambiantes condiciones internacionales.
En el caso más reciente, la agencia calificadora Standard & Poor’s cambió la perspectiva de la calificación soberana de México de negativa a estable, entre otros factores, gracias a la reforma fiscal que ha contribuido a fortalecer los ingresos tributarios, a que los ingresos del gobierno superen sus gastos por primera vez en nueve años, así como a mejorar las trayectorias de deuda pública y déficit.
Son estos elementos de fortaleza los que permiten a economías, como la mexicana lidiar de mejor manera un entorno complejo.
La aplicación de las reformas estructurales coloca a México como el único país emergente que logró esos cambios y los resultados que están dando nos permiten vislumbrar una economía bien calificada para preservar la estabilidad y aumentar la calidad de vida de las familias mexicanas.
(Fuente: El Universal, Información ,Cartera ,Julio César Guerrero Martin, P2, 27/07/2017)