Los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil deberán actuar con rapidez y convicción para frenar los cambios climáticos. 

El estudio Creating a Sustainable Food Future: Interim Findings, elaborado por el World Resources Institute dio a conocer que la brecha alimentaria a nivel mundial es de 69% lo que supone que la producción de biocombustibles se mantiene en su nivel del año 2010 que es de aproximadamente 2.5% del total de combustible en transporte. Por lo tanto, establecer objetivos de bioenergía más grandes a nivel internacional agregaría mayor desafío al sector alimentario.

Diversos gobiernos a nivel mundial han respaldado los objetivos de suministrar 10% del combustible de transporte para 2020 con biocombustibles. Alcanzar esa meta global generaría menos del 2% de la energía entregada al mundo en forma neta y requeriría el 32% de la energía contenida en todos los cultivos globales producidos en 2010, también ampliaría significativamente la brecha de la alimentación a nivel global apunta la investigación.

Además, cumplir con un objetivo de bioenergía más amplio recomendado por la Agencia Internacional de Energía (de producir el 20% de la energía mundial a partir de biomasa) requeriría un nivel de biomasa equivalente no solo a toda la producción mundial de cultivos en el año 2000, sino a la cosecha total de cultivos, pastos, residuos de cultivos, y árboles.

Según el estudio, abandonar el uso de biocombustibles basados ​​en cultivos para el transporte, representaría una estrategia con un futuro sostenible de alimentos y cerraría la brecha de calorías de los cultivos en 2050 en aproximadamente 14%.

Soluciones de sustentabilidad

De acuerdo con el World Resources Institute para lograr soluciones que impliquen ganar/ ganar, los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil deberán actuar con rapidez y convicción. En ese sentido la respuesta es la colaboración al más alto nivel.

Aunado a lo anterior es importante establecer correlaciones como: reducir las pérdidas y el desperdicio que bajarían emisiones de gases de efecto invernadero; disminuir las demandas en tierra, energía y agua que además ahorrarían dinero. Ayudar a los pequeños agricultores a alimentar a las vacas de manera más eficiente que podría mejorar sus ingresos.

“Nuestra valoración es sobria pero esperanzadora. El desafío es más grande y más complejo de lo que se aprecia. Algunas soluciones comúnmente propuestas son sobre enfatizadas o tendrían poco impacto. En contraste, otras merecen mucho más énfasis del que han recibido hasta la fecha”, apunta el WRI.