Después del golpe que la reforma fiscal le dio al consumo en 2014 y parte de 2015, el cual fue mayor a 1% del PIB tomando en cuenta el aumento del IVA fronterizo y los aumentos de impuestos especiales a producción y servicios, el consumo en México dejó de ser motor de crecimiento.
Pero, a finales de 2015 comenzó a aumentar, en parte por un insospechado aumento de empleos formales y sus efectos. Las cifras de creación de empleo del IMSS han sorprendido, sobre todo en los dos últimos años, al punto de confundir a los analistas, quienes normalmente habrían esperado un debilitamiento del empleo y del consumo.
Esto, por las varias reducciones de gasto público, la depreciación del peso y, más recientemente, el aumento de la inflación. El aumento del consumo, sobre todo desde 2015, sorprende, cuando la reducción del gasto del gobierno, especialmente de la inversión, causó una desaceleración muy fuerte en la construcción. Ésta, por ejemplo, creció 2.6% en 2015, pero sólo 1.8% en 2016 y 1.6% en el primer trimestre de 2017. La inversión en construcción creció 1.8% en 2015, cayó 0.3% en 2016 y siguió cayendo 3.2% en el primer trimestre. Como al mismo tiempo la exportación, generador importante de empleo, se estancó entre 2015 y 2016, lo que impulsa el consumo no es tan evidente.
El crecimiento del consumo privado se aceleró de 1.8% a 2.3% de 2014 a 2015 y luego a 2.7% en 2016. En el primer trimestre aumentó 3.1%. Ya sabemos que las remesas ayudaron mucho, pero aun así son insuficientes para, por sí solas, explicar el sostenimiento del consumo.
El programa para formalizar empleados del sector informal parece explicar gran parte del aumento de empleos con remuneraciones, así como sus efectos al tener acceso a seguridad social y créditos, incluidos los de vivienda. Los trabajadores ocupados y que reciben remuneración, formales e informales, según el Inegi, aumentaron 2.2 millones entre 2014 y el primer trimestre de 2017. Aun con bajos salarios, pues 63% de los trabajadores remunerados sólo gana hasta 3 salarios mínimos diarios (240 pesos), el aumento de empleo implica un aumento de la derrama salarial que se aceleró en 2015 y aun más en el primer trimestre de 2017.
Aun cuando la inflación saltó de 2.8% en 2015 y 2016 en promedio a 5% en el primer trimestre, el aumento de la derrama de salarios sigue siendo fuerte en términos reales. Atraer a la formalidad a millones de trabajadores informales con el incentivo de tasas de impuestos que solo aumentan gradualmente y pleno acceso a las instituciones de salud, aunque tiene costos fiscales, en la práctica aumentó la demanda agregada y consecuentemente el PIB.
Este aumento y su impacto pueden fácilmente ser superiores al costo fiscal, aun suponiendo que esos trabajadores informales hubieran pagado impuestos de seguir como informales. Por supuesto, esta expansión del empleo, al estar basada en trabajos de baja productividad, no puede contribuir a una de las metas del gobierno de la cual dejó de hablarse: el aumento de…
(Fuente: El Universal / Distrito Federal / Internet, Información, 08:16, 26/07/2017)