Este avance presenta nuevos retos en el camino, sin embargo, con las tecnologías emergentes madurando e impulsando innovaciones críticas, tienen la capacidad de impactar genuinamente a la sociedad. La Inteligencia Artificial (IA) puede ayudar a transformar la atención médica; mientras el Edge Computing puede liberar todo el poder del Internet de las Cosas (IoT) para el monitoreo ambiental, el transporte y la gestión de recursos sostenibles. Aunado a la implementación de la conectividad 5G, las posibilidades son realmente infinitas, especialmente cuando se construye sobre una base sólida de resiliencia cibernética y almacenamiento de datos a través de una infraestructura de nubes múltiples.

Al mismo tiempo, estas soluciones innovadoras se basan en el progreso humano, por lo tanto, es nuestra responsabilidad ayudar a reducir la brecha de habilidades de TI, la cual se estima que tendrá un impacto financiero en 2022 de $34.8 mil millones de dólares en América Latina, esto debido al retraso del lanzamiento de productos y servicios, ingresos no generados y aumento en costos.

Asimismo, debemos asegurarnos de que las habilidades se desarrollen a una escala y velocidad similares, para poder maximizar el potencial de las personas y nuestras soluciones tecnológicas. Esto debido a que se prevé que el gasto en IA y Aprendizaje Automático (ML) crezca aproximadamente 61% para el 2024, generando dos resultados opuestos: un crecimiento de la brecha de habilidades consecuencia de la tecnología avanzada sin profesionales certificados para manejarla; y la obligación de los profesionales y las empresas de incentivar la formación y certificación para cerrar la brecha de habilidades.1

Para liberar todo el poder de las tecnologías de transformación y compartir realmente esos beneficios con todos, es vital contar con políticas industriales y tecnológicas que permitan atender y cerrar las brechas que aún existen entre ciertos segmentos y grupos sociales.

Hoy más que nunca, la tecnología tiene un papel de liderazgo que desempeñar como un puente unificador para lograr que las ciudades y comunidades sean más inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles, como se estableció en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Mientras nos adentramos en la etapa práctica y de implementación de nuestra recuperación, es clave la determinación, la asociación y una visión compartida basada en la confianza y la colaboración para nuestro futuro. Esto incluye a ciudadanos y entidades del sector público y privado. Solo trabajando en conjunto podemos hacer que la recuperación sea una realidad y ofrecer una economía digital, respaldada por la sostenibilidad, las habilidades y la inclusión para todos.

Fuente: Forbes México