En México hay más de 4.5 millones de MYPES, de las cuales, 30% son encabezadas por mujeres.

En México hay más de 4.5 millones de MYPES, de las cuales, 30% son encabezadas por mujeres. Aunque la pandemia por Covid-19 aceleró la digitalización, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) afirma que las empresas que son propiedad de una mujer suelen ser más vulnerables y tienen una tasa de digitalización menor a la del resto de los emprendedores mexicanos

En esa misma línea, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) asegura que prevalece una menor penetración de la cultura digital entre mujeres, lo cual, traducido en términos macroeconómicos, limita la inclusión financiera y el desarrollo económico.

Por eso este año en la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, la Organización de Naciones Unidas, centró esfuerzos en celebrar a las activistas que han destinado su trabajo en cerrar la brecha digital de género, con la agenda “Por un mundo digital inclusivo: innovación y tecnología para la igualdad de género” para dar visibilidad del impacto y su importancia.

Afortunadamente, como institución del ecosistema tecnológico y financiero podemos ayudar a cambiar estos números en conjunto. Necesitamos desarrollar e implementar programas que ayuden a las emprendedoras a alcanzar su máximo potencial. Como el trabajo de investigación hecho por Strive México, la iniciativa creada para apoyar a 400,000 micro y pequeñas empresas en México, donde señala que se requiere fomentar la resiliencia financiera focalizada en el género y en las necesidades de cada emprendedor.

De acuerdo con el Common Cents Lab, la resiliencia es “la capacidad de los individuos, los hogares y las organizaciones de prepararse para potenciales conmociones financieras, de lidiar con ellas una vez que ocurren y de recuperarse posteriormente”. Ahí radica la importancia de priorizar y entender las necesidades de las empresarias para ayudarles en su camino.

La buena noticia es que podemos lograrlo a través de la digitalización, en la que podemos ofrecer a las dueñas de pequeños negocios asesoría personalizada y herramientas de educación digital que les permitan acceder a recursos como ahorros, créditos y seguros para sobrellevar periodos de recesión económica. De hecho, fue a través de canales digitales que muchas empresarias lograron aumentar su resiliencia para solventar su negocio durante la pandemia.

Al mismo tiempo, la industria necesita estrategias a la medida para fomentar la digitalización de las MYPES lideradas por mujeres. Trabajar en conjunto con diferentes actores del ecosistema, como Fintechs, bancos, ONGs y gobierno, para apoyarlas y cerrar las brechas de género en los servicios financieros.

El mundo avanza cada vez más rápido a través de la innovación tecnológica. Como empresas debemos tener en mente que la digitalización y la inclusión financiera, promueven el desarrollo económico del país, disminuyen el uso del efectivo y la informalidad, y empoderan a las mujeres para que sigan construyendo economías y sociedades más sólidas y equitativas.

Fuente: Forbes México