El Reino Unido dejará de pertenecer a la Unión Europea (UE), a la que se había incorporado en 1973, a la medianoche tiempo local, 17 horas tiempo de la Ciudad de México..
Londres y Bruselas libraron una lucha encarnizada durante casi cuatro años (con insultos desde una y otra margen del Canal de la Mancha) sobre las condiciones del “divorcio”. Ahora, tras el proceso de salida las batallas políticas han cedido a una tensa calma, como la que precede la próxima tormenta.
El “divorcio” se da tras cuatro años de negociaciones y con un período de transición que durará hasta el 31 de diciembre de este año.
La fecha límite para concretar el Brexit debió ser pospuesta tres veces y costó la renuncia de la entonces primera ministra Theresa May.
Al llegar al poder Boris Johnson, en julio de 2019, endurece su posición y dice que su país saldrá de la UE, con o sin acuerdo, el 31 de octubre. También se compromete a suprimir la polémica salvaguarda diseñada para evitar que tras el Brexit se restablezca una frontera física entre las dos Irlandas.
Pero en septiembre Johnson sufre dos importantes derrotas. Por un lado, la Eurocámara anuncia que rechazará un acuerdo sin salvaguarda para Irlanda. Por otro, en un fallo histórico, el Supremo británico declara “ilegal” el cierre del Parlamento que él había ordenado y que la oposición interpretó como un intento de silenciar al Legislativo en la recta final del proceso del Brexit.
En octubre Johnson propone un Brexit sin controles en Irlanda del Norte. A partir de entonces se aceleran las negociaciones, que culminan el día 17 con el anuncio de ambas partes de que hay, por fin, un acuerdo para que el Reino Unido deje de forma ordenada la UE.
El acuerdo definitivo evita que se levante una frontera física entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda, al tiempo que mantiene la integridad del mercado único europeo.
En las elecciones de diciembre convocadas por el primer ministro, el Partido Conservador obtiene una abrumadora mayoría absoluta, lo que allana el camino a la aprobación sin dificultades del acuerdo de salida en los Comunes y a la posterior sanción de la ley por la reina Isabel II.
Durante el período de transición que comienza hoy, Londres deberá seguir respetando lo que se decida en Bruselas, sede de la Comisión Europea. Pero no tendrá voz ni voto en el Parlamento Europeo, que perderá 73 miembros, mientras el Consejo Europeo pasará a tener 29 integrantes.
Hasta el próximo 31 de diciembre, los bienes y servicios continuarán fluyendo de un lado a otro del Canal de la Mancha sin pagar aranceles y sin restricciones.
El mayor desafío de las negociaciones que comenzarán en los próximos días entre Londres y Bruselas será definir el tipo de acuerdo comercial que tendrán desde 2021 y los límites fronterizos con Irlanda del Norte.
Para 1.2 millones de británicos que viven en ciudades y pueblos de Europa, en la medianoche del Brexit será su “guillotina electoral”, porque acabará con su derecho al voto y a postularse a cargos públicos en sus ciudades donde residen.
Activos participantes en las comunidades donde radicaron y donde pagan impuestos, los expatriados británicos cambiarán de status y perderán su voz.

 

Fuente: El Financiero / Distrito Federal / Internet, Información, 04:50, 31/01/2020