Analistas económicos en todo el mundo coinciden en que la recesión económica mundial derivada del Covid-19 será la más pronunciada para las economías emergentes en las últimas seis décadas y la más profunda para las economías avanzadas desde la Segunda Guerra Mundial. Con una contracción de 5.2% del PIB global, de acuerdo con el Banco Mundial, el desarrollo económico y social a nivel internacional enfrenta grandes desafíos. La Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) señala que el comercio de mercancías caería 27% en el segundo trimestre de 2020 y 20% en todo el año. En materia de inversión extranjera directa, la misma UNCTAD indica que los flujos mundiales podrán disminuir hasta 40% en 2020 y hasta 10% en 2021. Con una caída del PIB en México y en Europa superior al 8% no es difícil suponer un deterioro en nuestras relaciones económicas bilaterales con los países de esta región. Para la economía alemana, por ejemplo, se prevé una contracción de 6.3% al cierre de 2020 y el mayor desplome en el comercio exterior desde 1950. Sólo en abril pasado, las exportaciones alemanas experimentaron una caída de 24% y las importaciones de 16%. Tratándose de nuestro principal socio en Europa, y el cuarto a nivel mundial, el impacto en el conjunto de nuestras relaciones económicas globales no se hará esperar. Por la composición del comercio y los niveles tecnológicos que implica, el deterioro de las corrientes de comercio e inversión con Alemania podrá tener efectos en la estructura de los intercambios no fácilmente superables en el corto plazo. Con Alemania y prácticamente el resto de los países europeos, el comercio y la inversión bilateral se concentra en el sector manufacturero. En el caso mexicano-alemán, alrededor del 65% del comercio y la inversión sucede en el sector automotriz, fuertemente afectado por la caída de la demanda y una disrupción sin precedente en la cadena de suministro. Además, la condición de los flujos de comercio e inversión se verá influenciada por el propio proceso de cambio tecnológico en el sector automotriz, influido por la coyuntura global y la aplicación de incentivos a la inversión en Europa.
En el caso de Alemania, y ciertamente en el de otros países europeos desarrollados, la evolución de la relación económica bilateral y las expectativas de una más fuerte complementación económica con México, y en general con América del Norte, dependerá de los reacomodos en las cadenas industriales, en el contexto post Covid-19, con base en las nuevas reglas del T-MEC (en vigor desde el pasado 1° de julio pero cuyas reglas tendrán distintos plazos para su aplicación). La eficiencia en las nuevas cadenas de valor en el sector manufacturero de América del Norte, el automotriz sobre todo, dependerá de la incorporación, también eficiente, de las corrientes industriales y tecnológicas europeas (principalmente las alemanas). El fortalecimiento en el largo plazo de la inversión alemana y europea en el sector manufacturero en México, pero sobre todo en el automotriz, pasa por una mayor integración industrial alemana o europea al mercado de América del Norte. A la entrada en vigor del nuevo Acuerdo Global México-Unión Europea, nuestro país y los países europeos contaremos con un instrumento que habrá de ayudar a enfrentar el impacto económico de la pandemia, atajando los efectos negativos en el comportamiento del comercio y la inversión. La modernización del Acuerdo original del año 2000 debe ser vista como pieza central en la estrategia de recuperación de largo plazo de las partes pero no aislada de las corrientes de comercio, inversión y tecnología que generará el T-MEC. El Acuerdo Global con la Unión Europea y el T-MEC ofrecerán oportunidades que habrán de ser aprovechadas en la búsqueda de una complementación industrial moderna y eficiente. Más allá de las ventajas que el Acuerdo modernizado con la Unión Europea tiene para México, será un instrumento valioso para Europa, y sobre todo para Alemania, en la búsqueda de una recuperación sostenida y sostenible, así como de una relación más eficiente con América del Norte en la etapa post COVID-19. Quienes nos ocupamos de promover la relación económica entre México y Europa trabajamos fuertemente para mostrar las ventajas del nuevo Acuerdo Global. Lo hacemos aquí en Alemania, en donde el T-MEC y la reciente conclusión de las negociaciones del Acuerdo con la Unión Europea son vistas como una nota positiva en un contexto global en el que predomina el deterioro económico y la incertidumbre. Es sobre todo aquí, en Alemania, nuestro mayor socio europeo, donde buscamos articular las sinergias de ambos Acuerdos para impulsar la recuperación económica de México. *El autor es embajador de México en Alemania
Fuente: El Economista / CDMX / Internet, Información, 00:43, 30/07/2020