Un caos de dudas para todos los contribuyentes que ha llevado a que al menos 2 de cada 10 sigan sin poder facturar, «empantanó» la operación de las primeras dos semanas de obligatoriedad de la nueva la nueva factura electrónica versión 3.3, advirtieron especialistas contables. Gustavo Leal Cueva, socio del despacho contable y fiscal Leal Benavides y Compañía, señaló que aun cuando el Servicio de Administración Tributaria (SAT) es el que tiene la estadística precisa, los contadores han detectado en el 100 por ciento de sus clientes problemas para facturar.

«El riesgo de un colapso en los sistemas de pagos es latente, porque si una empresa no factura está imposibilitada a cobrar por sus productos y servicios, lo que podría paralizar la economía», sentenció.

«El esquema empezó empantanado, o entrampado, y no marcha como se esperaba».

La nueva versión 3.3 arrancó de manera obligatoria desde el 1 de enero y estableció una serie de requisitos adicionales a incluir en la factura, entre los que destaca la identificación de productos y servicios con claves contenidas en catálogos del SAT.

«El 100 por ciento de los contribuyentes ha tenido problemas de diferente índole con la nueva factura, por ejemplo con la identificación de productos, con las claves de catálogo», afirmó Leal Cueva.

«Pero en cuanto a la emisión de la factura diría que es un 20 por ciento, al menos 2 de cada 10, que no han podido emitir una factura en la nueva versión».

Juan de León Cantú, presidente de la Comisión de Contabilidad Electrónica y Medios Electrónicos del Instituto de Contadores Públicos de Nuevo León (ICPNL), coincidió en que un problema para facturar son los errores que marca el sistema de cómputo de los Proveedores Autorizados en Certificación (PACs), que son los que timbran las facturas para su validación.

«Hay tantas dudas y problemas que el personal disponible de los Proveedores Autorizados en Certificación para dar soporte técnico a los contribuyentes en el timbrado de facturas está totalmente saturado».

Antonio Rodríguez González, vicepresidente de Relaciones y Difusión del ICPNL, advirtió que los programadores y técnicos de desarrollo de los PACs y de las casas de software también están rebasados por el enorme cúmulo de dudas de los contribuyentes.

«Incluso los que ya pudieron facturar carecen de certeza acerca de si la forma en que lo hicieron es la correcta, pues con este sistema electrónico el SAT está fiscalizando de manera silenciosa en tiempo real y cualquier error que hubiera en el futuro lo desconoce el contribuyente».

Leal Cueva estimó que incluso el SAT fue rebasado en su capacidad de atención, a grado tal que en los primeros días hábiles del 2018 muchas de las formas para poder cumplir con la facturación electrónica siguen en evolución.

«A inicios de año se estaba haciendo una actualización de la página del SAT y estuvo suspendida todo un día, lo que aumentó la ya de por sí crítica paranoia de los contribuyentes, que no sabían qué hacer».

De León Cantú dijo que el SAT sigue modificando conceptos de los catálogos en productos, servicios o unidades de medida y eso se presta para que los contribuyentes que tal vez ya se declaran listos para operar con el sistema de facturación 3.3, probablemente no lo estén en las mejores condiciones.

Fuente: REFORMA, Negocios, 15/01/18