El confinamiento por la pandemia universalizó la nueva forma de vida digital. La cantidad de horas que se pasan frente a las computadoras y otros dispositivos venía en crecimiento durante los últimos años, pero debido a la pandemia, en estos últimos meses se ha multiplicado exponencialmente el uso de servicios tales como medios de comunicación, información, entretenimiento, comercio, servicios de educación, salud y gobierno. El impacto económico de las tecnologías digitales ha sido objeto de estudios que evidencian su contribución positiva al crecimiento del PIB, la productividad y el empleo. Hay una clara correlación positiva entre las capacidades de un país para desarrollar la economía digital, medidas por el Índice de la Preparación para la Conectividad (NRI, Networked Readiness Index, por su sigla en inglés) del Foro Económico Mundial, y su ingreso per cápita. Naturalmente, la dirección de la causalidad no puede determinarse únicamente con esta información, pero sí sugiere que los países con mayores capacidades digitales son más ricos y por lo tanto, han desarrollado más esas capacidades. El círculo virtuoso es evidente. El Índice de la Preparación para la Conectividad, distingue cuatro tipos de detonadores: el entorno general (entorno político y regulatorio, entorno empresarial e innovación), la preparación (infraestructura, accesibilidad y habilidades), el uso (individuos, empresas y gobierno) y el impacto (económico y social). En la última edición del NRI (2018), México obtuvo el lugar 76 de 139 países evaluados. El rubro más bajo obtenido en el país fue el de habilidades, que mide la capacidad de una sociedad para hacer un uso efectivo de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC). Dicho esto, la brecha digital está vinculada a la problemática del desarrollo local en su dimensión social y económica. Los datos internacionales ubican a México en situación de estancamiento, “un país que no ha logrado vincular su gran tamaño económico con la apropiación y uso de las TIC por parte de la población”. (Inegi, 2016) Desde el comienzo de la pandemia de Covid-19 las tecnologías digitales han permeado la mayoría de las interacciones sociales y comerciales. El paso ya está dado y todo apunta a que es ahora cuando se debe abrazar esta nueva realidad y
con la participación de los diversos sectores (gobierno, empresas e instituciones civiles que integran la sociedad) aprovechar la brecha digital y usar la tecnología como factor de desarrollo para impulsar proyectos e iniciativas de esta misma índole que contribuyan al crecimiento de México. La economía global está cada vez más conectada y el avance de la digitalización es tal que hoy la economía global se está convirtiendo en una economía digital.
Fuente: El Economista / CDMX / Internet, Información, 08:57, 12/06/2020