Las negociaciones del TLC están comenzando un momento crucial en tanto Estados Unidos redobla la presión sobre Canadá y México para modificar radicalmente el pacto comercial a favor de los intereses estadounidenses.
En los preparativos para la sexta ronda de negociaciones, hoy en marcha en Montreal, hubo abundante belicosidad y actitudes teatrales de los tres países. Pero durante todo el proceso, surgió un patrón con cierta constancia: el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, amenazaba con retirarse del pacto, mientras que Canadá y México sugerían que aportarían nuevas ideas para intentar resolver algunos de los temas más espinosos.
Ahora, la pregunta es si podrán avanzar lo suficientemente rápido para rescatar el acuerdo antes que la política electoral acapare la agenda más adelante en el año.
«En este momento llegamos a la zona de peligro», dijo Stephen Moore, miembro visitante de la Heritage Foundation y asesor económico de Trump durante la campaña electoral del 2016. «Esta reunión es bastante importante, porque si sigue sin haber avances, la Casa Blanca podría frustrarse mucho, hartarse y decir: ‘Nos retiramos'».
La última sesión para reformar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte comenzó el domingo en Montreal y está programado extenderla hasta el 29 de enero, con lo cual sería la ronda más larga hasta la fecha.
El tratado comercial de 24 años de antigüedad es un pilar fundamental para Estados Unidos, Canadá y México, que comercian más de 1 billón de dólares en bienes por año. Cualquiera de los tres puede retirarse con seis meses de preaviso, aunque Trump es el único que amenaza constantemente con hacerlo.
Recientemente, Trump ligó las negociaciones a su campaña para construir un muro en la frontera con México, y además Estados Unidos está perdiendo la paciencia con lo que percibe como poca disposición de Canadá a llegar a una solución intermedia, según dos personas al tanto de las negociaciones que hablaron a condición de mantener el anonimato.
Al mismo tiempo, miembros del Gobierno de Estados Unidos están emitiendo señales pro-TLC, como el secretario de Agricultura, Sonny Perdue, que dijo la semana pasada en una entrevista que Trump comparte su opinión de que el acuerdo aporta beneficios a los agricultores estadounidenses.
Además, Canadá y México vienen dando cada vez más señales de que serán más flexibles en su intento por hacer avanzar las negociaciones.
Hay un puñado de disputas fundamentales respecto a las exigencias de Estados Unidos. Una de ellas son los autos, porque el país quiere elevar el porcentaje de un vehículo que se debe construir en los tres países para quedar comprendido en el acuerdo. Otro tema polémico es la incorporación de una cláusula para poner fin al pacto en cinco años a menos que los tres países acuerden renovarlo.
«La Casa Blanca parece haberse puesto terca», dijo Moore, de Heritage, y agregó que es posible, pero no probable, que Trump pierda la paciencia y se retire. «Sería un muy mal resultado para la economía. Creo que generaría escalofríos en todo el mercado accionario. Crearía mucho caos».
Fuente: REFORMA, Negocios, 22/01/18