Además de los ingresos laborales, las remesas y los programas sociales han sido claves para mantener a México en una posición de liderazgo en Latinoamérica en cuanto a consumo privado, afirman analistas.

Ajeno a factores como la inflación o los jaloneos políticos que vive el país, el consumo privado vive un momento vibrante. La semana pasada el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi) confirmó que los ingresos y gastos de los hogares rebasaron en el 2022 su nivel prepandémico y las perspectivas, a decir de analistas, siguen siendo alentadoras para este 2023.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2022, el año pasado el ingreso corriente de los hogares mexicanos fue 4.6% mayor frente al 2018, mientras que el gasto lo fue 2.1 por ciento.

Se superó no solo el nivel, sino la dinámica prepandémica, considerando que entre el 2016 y el 2018, los ingresos se habían contraído 4.2%, mientras que el gasto creció 1.9 por ciento, de acuerdo con las cifras el Inegi.

A decir de Francisco Luna, Country Manager de la firma consultora Kantar Worldpanel México —que monitorea semanalmente los patrones de consumo de unos 12,500 hogares en el país—, el motor del gasto en consumo está en la población de niveles de ingresos bajos.

Y ejemplifica: en el primer trimestre móvil del 2023 el gasto que realizan los hogares de ingresos bajos creció 12%, mientras que el gasto de las capas más altas creció 10%, de acuerdo con las mediciones de la empresa. “No es una brecha enorme, pero si vemos en detalle, es un 20% más”, remarca.

El crecimiento del consumo en el país seguirá estando influenciado por los (niveles socioeconómicos) altos, pero principalmente los bajos, que es a donde llegan las transferencias de recursos”, añade.

De acuerdo con la medición de la consultora, el volumen de ventas de productos de consumo básico en México creció 2% el año pasado, hilando cuatro años de avances. Para este 2023, la firma espera un crecimiento similar, que mantendrá al país, junto con Brasil, en una posición de liderazgo regional.

Al margen del crecimiento de los ingresos laborales, Luna considera que la inyección de las transferencias de ingresos ha sido crucial. Hablamos de remesas, pero también de los recursos de los debatidos programas sociales que entrega el gobierno de México.

De acuerdo con datos de la ENIGH 2022 los ingresos provenientes de transferencias crecieron 17% entre el 2018 y el 2022, mientras que los ingresos del trabajo lo hicieron 2.1 por ciento.

Además, la brecha entre los ingresos percibidos por los hogares de los deciles I y X se redujo de 21 a 15 veces. Sigue siendo alta, pero implica una reducción de la desigualdad, lo que, a decir de Francisco Luna, se refleja en términos de consumo.

Consumidor resiliente
Este cobijo financiero, agrega, ha permitido a los hogares sortear la mayor escalada inflacionaria de las últimas dos décadas, forjando, además, a un consumidor resiliente que puede, incluso, darse ciertos lujos.

“Tenemos un consumidor muy racional que está buscando hacer el mejor uso de su dinero, pero está dispuesto a pagar por valor. Tal vez no se puede comprar ciertos bienes (durables) que implican una mayor inversión, pero en términos de consumo básico sí puede darse gustos”, comenta.

Desde su papel como consultor de empresas de la industria de consumo, Carlos Martínez, socio y office head de la firma Bain & Company México, confirma una perspectiva positiva para el sector.

“A los clientes les ha ido bien. En cuanto al crecimiento en volumen que están viendo no hemos visto una desaceleración todavía”, destaca.

Y coincide en el brillo de México a nivel Latinoamérica: “las empresas multinacionales que tienen presencia en México y otros países de la región, ven a México como la región más fuerte, hoy por hoy”.

De acuerdo con el último sondeo de Kantar Worldpanel, uno de cada tres hogares en México recibe al menos un programa social.

Fuente: El Economista