Las empresas, sus líderes, su cultura organizacional y las nuevas formas de trabajo desempeñan un papel crucial para evitar que el calentamiento global siga en aumento. Sin embargo, pocas compañías cumplen con los criterios establecidos por la ONU para conseguirlo.

En el marco de la vigésimo octava Conferencia de las Partes sobre el Cambio Climático (COP28), los reflectores estuvieron sobre los y las líderes y su compromiso a nivel mundial para frenar el cambio climático. En esta reunión ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se discutieron los retos y acciones necesarias para evitar que el calentamiento global exceda la cifra pactada en 2015, durante la COP21 en París.

Las empresas, sus líderes, su cultura organizacional y las nuevas formas de trabajo desempeñan un papel crucial para contribuir al logro de esta meta mediante la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y el “compromiso cero emisiones netas” para 2050. Sin embargo, pocas compañías a nivel mundial cumplen con los criterios establecidos por la ONU para conseguirlo.

Cabe señalar que sólo para el 5% de las organizaciones en México contar con un plan para lograr las cero emisiones netas es una prioridad en su agenda ambiental, social y de gobierno corporativo (ASG), y esta meta ocupa la séptima posición de sus prioridades.

Compromiso con acciones locales e individuales

Concientizar sobre los riesgos del cambio climático y la responsabilidad individual y grupal del personal es indispensable para contribuir con su mitigación y, como cualquier cambio, esto requiere de una comunicación eficiente que permita comprender la situación, su nivel de criticidad y consecuencias, no sólo para el negocio, sino también para la sociedad en general.

No obstante, que 57% de las compañías en México han hecho compromisos para alcanzar sus metas ASG, de acuerdo con el estudio de KPMG México, Panorama ASG en México y Centroamérica 2023: Claves para la permanencia y el crecimiento de los negocios, es común que no todo el personal sea informado sobre las estrategias para lograrlo ni de cómo esto se traduce en acciones diarias.

Al respecto, también es importante mencionar que para determinar la compensación variable del equipo directivo (nivel C), sólo el 19% de las empresas señalan que deben incluirse metas ASG claramente vinculadas con logros estratégicos, según el mismo estudio. De la misma forma, estas metas deberán replicarse para el resto de la plantilla, explicando cómo pueden contribuir, ya sea de forma individual o desde su área o función, y cómo serán evaluados y compensados.

Lineamientos de trabajo

Las políticas y lineamientos de trabajo pueden contribuir a mejorar o deteriorar los indicadores ASG, e incluso ser un impedimento incluso para frenar el cambio climático. Sin embargo, es común que su impacto sea desapercibido e identificado, medido ni evaluado con una perspectiva de sostenibilidad.

Un ejemplo reciente se refiere al análisis de los lineamientos para implementar los esquemas de trabajo híbrido o remoto que ha demostrado la disminución de las emisiones derivadas de los traslados locales y la huella de carbono en el caso de viajes domésticos o al extranjero.

Además, las distintas herramientas para eficientar estas modalidades de trabajo se han ganado la confianza tanto de las y los líderes como del talento por su efectividad para llevar a cabo reuniones que antes se hacían de forma presencial.

En el mismo sentido, las pruebas piloto sobre las iniciativas de la semana laboral de 4 días, conocidas como “4-day week”, citadas por el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), demuestran que su implementación resulta en un menor impacto en el medioambiente, ya que reduce las emisiones de dióxido de carbono y mejorar la calidad del aire.

Este esquema consiste en completar 100% de las tareas en 80% del tiempo sin que disminuyan las metas individuales u objetivos de las empresas.

Este piloto confirma, además otros beneficios como el aumento en la productividad, mejores niveles de satisfacción de la fuerza laboral y una mejor distribución de las responsabilidades familiares y domésticas en la región, en donde se incrementó 27% el tiempo dedicado al cuidado de la familia. Asimismo, se comprobó que los traslados durante los días no laborables se limitan a zonas cercanas de donde habita el personal, lo que reduce la huella de carbono.

Cambio en la cultura, hábitos y procesos

La comunicación, el establecimiento de metas y la reducción de los traslados o las semanas laborales no serán medidas suficientes para implementar un cambio si la cultura corporativa y sus procesos no reflejan un compromiso con la sostenibilidad.

Desde pequeños cambios en los hábitos individuales que en conjunto tienen un impacto positivo, como apagar las computadoras o pantallas en lugar de sólo dejarlas en reposo o hibernadas, cerrar puertas y ventanas para una mayor eficiencia del aire acondicionado, y hasta el entendimiento sobre cómo contribuir a la economía circular e involucrarse activamente en iniciativas de su empresa o compartiendo propuestas de mejora, además de reformular y habilitar cadenas de suministro y procesos productivos sostenibles, es sumamente importante.

Lo anterior debe ser prioritario en la agenda de la Alta Dirección, así como para los líderes funcionales y el área de Recursos Humanos. Además de trabajar en equipo para conseguirlo, ya que en México, 57% de las compañías reconoce hacer un uso excesivo de materiales no reciclables o reusables, mientras que 30% ve una afectación a los derechos humanos o en la cadena de suministro, 30% considera que genera emisiones excesivas de GEI, 30% percibe una afectación a comunidades y 20% contaminación del agua.

En resumen, no se debe esperar que los acuerdos en cumbres como la COP28 se cumplan sin la participación y compromiso de todas las personas, pues cada empresa, líder y equipo puede contribuir diariamente con acciones tangibles y pragmáticas al compromiso de cambiar lo que nos aleja de las metas establecidas para frenar el cambio climático.

Fuente: Eleconomista.com.mx