Uno de retos a los que se tendrá que enfrentar la nueva administración sin duda tiene que ver con elevar el ritmo de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) para los siguientes años. El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) en su reporte semanal, refirió que actualmente es evidente la necesidad de un mayor ritmo de crecimiento de la economía, con la finalidad de que se distribuya de mejor manera entre los diferentes sectores, lo cual se podrá lograr sólo con una mayor inversión productiva.
«La creación de nuevos puestos de trabaj o formales y mej or remunerados, sigue siendo un factor que hace evidente la necesidad de una mayor inversión productiva, que estimule el acervo de capital y con ello la posibilidad de incrementar la oferta de empleos formales, ésta es sin duda la mejor manera de reducir los niveles de pobreza y desigualdad», especificó.
La semana pasada, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) señaló que, durante el primer trimestre del año, la actividad económica del país mostró una mejora en su comportamiento, al reportar un crecimiento anual de 2.3 por ciento, de acuerdo con cifras desestacionalizadas.
El mayor impulso de este crecimiento provino del incremento de 2.9 por ciento en las actividades terciarias, es decir, el sector servicios, dentro de los cuales el comercio fue el más dinámico, al aportar cerca de la mitad del crecimiento total del PIB, lo que pudo deberse a la paulatina recuperación del poder adquisitivo de la población, como consecuencia de que la inflación ha retomado un comportamiento ala baja en su ritmo de crecimiento.
Por su parte, el sector industrial tuvo un avance de sólo 0.3 por ciento, porcentaje que, si bien se puede considerar muy modesto, refleja una importante recuperación del sector, sobre todo si se considera que es su primera variación positiva en los últimos cinco trimestres.
Lo anterior se vio impulsado por un crecimiento de 2.5 por ciento en la industria de la construcción, después de cinco caídas consecutivas; así como un incremento de 1.0 por ciento en la actividad manufacturera y el avance de 0.8 por ciento en el sector eléctrico; y lo cual fue suficiente para compensar el efecto negativo, generado por la caída de 6.1 por ciento en la minería, que sigue reflejando el deterioro de la industria petrolera.
En tanto, en el sector primario, se observó un crecimiento anual de 5.2 por ciento, el más alto en los últimos catorce trimestres.
Sin embargo, el CEESP refirió que aunque el resultado del primer trimestre del año puede significar una buena noticia, el hecho es que la tasa de crecimiento de la economía, sigue siendo baja e insuficiente para proveer un mayor beneficio a los hogares; toda vez que el 2.3 por ciento de avance del primer cuarto del año, está por debajo del promedio de los últimos 24 años, que es de 2.5 por ciento.
En este sentido, el organismo empresarial refirió que es necesario que la inversión sea el principal motor de crecimiento y por lo tanto, los esfuerzos deberían concentrarse en su estímulo.
(Fuente: La Razón de México, Información ,Negocios ,Berenice Luna, P16, 28/05/2018)