El impulso para renovar el TLC se está desacelerando significativamente mientras Canadá y México esquivan las propuestas más polémicas de Estados Unidos, poniendo en duda la capacidad de las tres naciones para llegar a un acuerdo rápido. Estados Unidos está frustrado con la reticencia de Canadá y México a presentar contrapropuestas a temas clave como las normas de contenido regional para automóviles, que podrían facilitar o hacer fracasar un acuerdo.
México y Canadá continúan alegando que las demandas de Estados Unidos son inviables y esperan que la Administración de Trump ceda ante la presión de los políticos y corporaciones estadounidenses para mantener vivos los elementos centrales del acuerdo.
Ha habido un aire de calma tecnocrática en las conversaciones de esta semana en Ciudad de México, mientras los burócratas se centran en asuntos menos explosivos.
Los responsables de comercio de los tres países no han asistido a esta ronda, que ha reducido el volumen de la retórica, pero también ha dejado un vacío político para poder llegar a un acuerdo sobre algunos de los puntos conflictivos.
La carrera para una reforma tributaria en Estados Unidos este año está ocupando la agenda de Washington, desviando parte de la atención del TLC.
Aún no hay un camino claro para un acuerdo de revisión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que rige más de 1 billón de dólares en comercio y apoya las cadenas de suministros de compañías como General Motors Co o Caterpillar Inc.
El Presidente Donald Trump ha amenazado repetidamente con retirarse del acuerdo si Estados Unidos no logra lo que quiere, y los funcionarios estadounidenses quieren llegar a un acuerdo para marzo próximo, antes de que las elecciones generales en México y las legislaturas parlamentarias en Estados Unidos inyecten aún más política.
«Estados Unidos ha puesto algunas propuestas excepcionalmente extraordinarias sobre la mesa y muchas de ellas son y seguirán siendo problemáticas para Canadá y México», dijo Robert Holleyman, que fue diputado representante de comercio de Estados Unidos en la Administración de Obama. «Tenemos un largo camino por recorrer antes de que podamos decir que hay barreras insuperables, a pesar de que son aguas muy agitadas».
La quinta ronda de negociaciones, que finaliza este martes, ha evitado en gran medida las propuestas más polémicas de Estados Unidos sobre los productos lácteos, el sector automotriz, los paneles para la solución de diferencias, compras del Gobierno y un cláusula de extinción.
Los negociadores tienen previsto reunirse el próximo mes en Estados Unidos, antes de volver a encontrarse en Canadá a finales de enero.
Las empresas y grupos empresariales de Estados Unidos, liderados por la Cámara de Comercio de Estados Unidos, han organizado una campaña para movilizar alCongreso y convencer a la Casa Blanca de que rechace las propuestas que consideran perjudiciales para los intereses corporativos.
La Cámara advirtió el viernes que una retirada de Estados Unidos afectaría más duramente a algunos de los estados que facilitaron la victoria de Trump.
Uno de esos estados es Texas. En una audiencia del Senado en San Antonio el lunes, los líderes empresariales, desde la energía hasta la agricultura, contrarrestaron el argumento de Trump de que el TLC ha sido un desastre, diciendo que ha impulsado el comercio y que la desaparición del pacto eliminaría empleos y golpearía la economía del estado.
Los negociadores también pasaron gran parte del tiempo de la quinta ronda enfocados en el tema de las reglas de origen, que determinan qué cantidad de producto debe producirse en América del Norte para poder comerciar sin aranceles, aunque las discusiones se centraron en detalles triviales, como los requisitos de documentación.
Fuente: Reforma, Sección Negocios, Noviembre 21, 2017