Una startup del norte de California ha ideado una estrategia novedosa para crear aviones que pueden volar de forma autónoma, al probar primero una nueva generación de controles de vuelo automatizados durante vuelos de carga convencionales volados por pilotos.
Comenzando con videos de un vuelo de demostración dados a conocer el jueves, Xwing Inc., con sede en San Francisco, se propone arrancar dicha tecnología al mostrar su confiabilidad en aviones de turbohélice actuales que ya vuelan rutas establecidas en condiciones cotidianas. Al depender de un puñado de aviones Cessna Grand Caravan especialmente equipados -caballos de batalla de las operaciones de carga para vuelos cortos con un solo piloto en todo Estados Unidos- la compañía busca reunir datos sobre navegación, maniobras de emergencia automatizadas y funciones de aterrizaje autónomo que a la larga se destinarán para uso comercial sin llevar a nadie en la cabina de mando.
Los proponentes dicen que funcionarios de Estados Unidos podrían autorizar vuelos selectos sin piloto que viajen sobre tramos de agua o regiones deshabitadas tan pronto como en la primera mitad del 2022, potencialmente años antes de que la Administración Federal de Aviación (FAA) certifique diseños autónomos totalmente nuevos de tamaño comparable que están siendo desarrollados por competidores.
Además de la persona que vuela el avión, está previsto que pilotos en tierra monitoreen los viajes y se comuniquen con los controladores de tráfico aéreo, al menos al principio. Los aviones monomotor transportan alrededor de mil 800 kilos de carga y Xwing anticipa navegar a altitudes menores de 3 mil metros y a 370 kilómetros por hora, muy por debajo de las operaciones de la mayoría de las aerolíneas.
«Ésta es la forma más rápida de llegar al vuelo comercial no tripulado», dijo Marc Piette, director ejecutivo y fundador de la compañía. Aprovechar los mercados existentes, señaló, «es nuestra forma de básicamente hacer que los reguladores estén de acuerdo» con el concepto.
La tecnología de Xwing, que también puede adaptarse para ser usada en otras aeronaves convencionales, es parte de una iniciativa de la NASA para introducir vehículos de vuelo autónomo al espacio aéreo de Estados Unidos.
Sin embargo, incluso una aprobación limitada de los reguladores está a años de distancia. Los pasos para introducir gradualmente las aeronaves sin piloto a los cielos estadounidenses así como los procedimientos de control de tráfico es inevitable que tarden más tiempo.
Sin comentar sobre detalles específicos, una vocera de la FAA dijo que «el tiempo que tarda certificar una aeronave depende de muchos factores, que incluyen la magnitud y complejidad del producto propuesto, la madurez del solicitante y la confiabilidad de sus sistemas».
Compañías establecidas con bolsillos mucho más grandes, entre ellas Boeing Co., se están enfocando en algunos de los mismos clientes con nuevos prototipos de aeronaves que funcionan con electricidad. La unidad Google de Alphabet Inc., Amazon.com Inc. y United Parcel Service (UPS) están decididas a ganar aprobación de los reguladores para drones mucho más pequeños, destinados a entregar en un futuro paquetes que pesen varios kilos directamente a las puertas del consumidor.
De forma simultánea, General Atomics y otras compañías buscan transformar los drones de vigilancia militar de gran altitud para usarlos en impartición de justicia y otras aplicaciones civiles. Fondos de capital de riesgo y otros inversionistas respaldan a una multitud de startups en todo el mundo que desarrollan vehículos voladores autónomos capaces de transportar a un puñado de pasajeros que busquen alternativas a calles y autopistas congestionadas.
Varios modelos privados de aviones de turbohélice y personales ya tienen sistemas automatizados capaces de navegar y aterrizar aviones, sin ninguna aportación humana, en caso de que un piloto experimente repentinamente una emergencia médica.
Sin embargo, algunos analistas de Wall Street y expertos de la industria están convencidos de que las operaciones de carga poco glamorosas similares a las que imagina Xwing -sobre todo aquellas enfocadas en lo que se llaman rutas alimentadoras que se extienden sobre algunos cientos de kilómetros- probablemente se convertirán en pioneras de vuelos totalmente autónomos generalizados.
Jia Xu, ejecutivo senior de estrategias en Honeywell International Inc., indicó a un panel de aviación el mes pasado: «Tenemos una visión de que el futuro de la carga aérea será completamente autónomo». En meses recientes, Honeywell ha establecido una unidad de aeronaves no tripuladas que se enfoca en parte en operaciones de carga y creó un laboratorio de simulación para analizar la integración humano-máquina.
En lugar de diseñar máquinas voladoras totalmente nuevas, llenarlas de sistemas automatizados y buscar aprobación de los reguladores para todo el paquete, el enfoque de Xwing es escalonado. La seguridad estructural del Caravan, su desempeño de motor y confiabilidad en general ya están establecidos. Al igual que muchas de las rutas y aeropuertos más pequeños a los que prestan servicio. Del mismo modo, la infraestructura para carga de combustible y mantenimiento está asegurada. Xwing, que es financiada en parte por Thales SA de Francia, espera desarrollarse en base a ese pedigrí para reducir el tiempo y la complejidad de la aprobación de reguladores.
La FAA ha emitido autorizaciones experimentales para Xwing, al tiempo que aprueba instalaciones de diversos sensores para detectar y evadir aeronaves y software relacionado.
Jay Merkle, director de la oficina de integración de drones de la FAA, ha enfatizado que la autonomía debería ser principalmente una herramienta para hacer que volar sea más seguro y abra nuevas aplicaciones comerciales.
«Se trata de encontrar esos puntos donde el error humano hace que el sistema de seguridad sea muy frágil», dijo al mismo panel de la industria en julio.
Pero una vez que drones y aeronaves autónomas más grandes proliferen, añadió Merkle, la FAA y reguladores extranjeros deben asegurar que las redes automatizadas de control de tráfico aéreo están a la altura. «No hay absolutamente ninguna forma», señaló, «de que podamos contratar suficientes controladores o desplegar suficiente equipo para gestionar» el tráfico adicional usando los procedimientos actuales.
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Fuente: Reforma, The Wall Street Journal, 24 agosto, 2020