La próxima semana inicia la sexta ronda de renegociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) que se llevará a cabo en Canadá. De acuerdo con miembros del equipo negociador mexicano, en las rondas previas se han dado avances significativos en varios capítulos. Sin embargo, persisten grandes obstáculos que surgieron cuando Estados Unidos puso en la mesa algunas peticiones que México y Canadá han calificado de inaceptables.
Entre estas resaltan tres: I) exigir que para que un automóvil sea considerado como producido en la región de Norteamérica —y que por tanto se pueda beneficiar del arancel cero—, tenga al menos un 50% de contenido estadounidense; II) introducir una cláusula para que el acuerdo sea revisado cada cinco años y, en caso de que a alguna de las partes no encuentre que el acuerdo beneficioso, este quede revocado; y III) eliminar el mecanismo de resolución de controversias que se incluyó en el tratado original. El primero es particularmente proteccionista. No existe algo así en ningún tratado de libre comercio en el mundo.
Esta ronda se dará en un contexto que nos permite ser más optimistas con respecto a las posibilidades de que se logre una renegociación exitosa. Trump declaró recientemente a The Wall Street Journal que está buscando una negociación que sea favorable para Estados Unidos y que, de no lograrla, abandonaría el acuerdo. Esto no es nuevo. Lo que es nuevo es que mencionó que, entre ambas opciones, prefiere la primera.
Además, dijo estar consciente de que en México se llevarán a cabo elecciones presidenciales este año, lo cual puede complicar las negociaciones y que, por ello, está dispuesto a ser paciente y esperar para lograr un buen acuerdo. Además, el secretario de agricultura de Estados Unidos recientemente declaró que Trump ya es plenamente consciente de las ventajas que el TLCAN ha traído para el sector agropecuario de su país. Por otra parte, diversos senadores y congresistas republicanos han emitido declaraciones contundentes a favor de no terminar el acuerdo.
En México, el tipo de cambio ha fluctuado fundamentalmente en respuesta a las expectativas de lo que pueda ocurrir con el TLCAN. En los últimos días, el peso se depreció cuando funcionarios canadienses declararon que era inminente la salida de Estados Unidos del acuerdo, mientras que se apreció cuando apareció la citada entrevista de Trump. De hecho, el principal determinante de lo que le ocurre al tipo de cambio peso-dólar desde hace un año y medio es Trump. Primero fluctuaba dependiendo las percepciones de su posibilidad de ganar la elección presidencial de 2016; después de las precepciones de cuáles serían sus acciones respecto al TLCAN.
Desde luego que una renegociación exitosa para todas las partes es el escenario más deseable. Creo que una ruptura sería negativa, pero no por las razones que frecuentemente se citan. Sin el TLCAN, México podría seguir comerciando con Canadá y Estados Unidos bajo las reglas de la Organización Mundial de Comercio. Esto no sería disruptivo para la relación comercial entre México y Estados Unidos ya que el aumento en aranceles no sería muy alto (creo que la mejor estrategia de México en este escenario sería mantener sus aranceles a las importaciones estadounidenses y canadienses en cero, beneficiando así a consumidores y a productores que utilizan insumos importados).
Me parece que el problema de fondo radica en la obsesión de la administración Trump con reducir el déficit comercial que su país tiene con el resto del mundo. Este déficit se explica por desequilibrios macroeconómicos y no por cómo se han diseñado los acuerdos comerciales. Si la administración Trump decide abandonar el TLCAN, eventualmente se daría cuenta que eso no resultaría en una reducción del déficit que Estados Unidos tiene con México y Canadá. Su reacción a esto bien podría ser ir contra las reglas de la Organización Mundial de Comercio, y a tratar de reducir el déficit con China. Todo esto podría resultar en escenarios de disminución del comercio e incluso en guerras comerciales a escala global. La última vez que eso ocurrió, el resultado fue la Primera Guerra Mundial. La aversión de Trump hacia los déficits comerciales es muy peligrosa. La ruptura del TLCAN puede ser muy grave para el comercio global y por tanto del crecimiento y bienestar global.
(Fuente: El Financiero / Distrito Federal / Internet, Información, 06:45, 19/01/2018)