México y Canadá saldrán relativamente indemnes de las actuales conversaciones sobre comercio con Estados Unidos, según un sondeo entre economistas, lo que sugiere que las amenazas proteccionistas del Presidente estadounidense Donald Trump aún están lejos de concretarse. Los reiterados ataques de Trump al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC), la mayor área de comercio del mundo por Producto Interno Bruto, inquietaron a políticos y exportadores tanto al norte como al sur de la frontera.
El pacto de 23 años supone entre las tres economías más de 1 billón de dólares al año en comercio, desde bienes agrícolas e industriales hasta propiedad intelectual y regulación ambiental.
El comercio que genera el TLC representa el 39 por ciento del PIB de Canadá y el 49 por ciento de México, pero sólo el 5 por ciento en el caso de Estados Unidos, la economía más grande del mundo.
Tanto Canadá como México venden más de tres cuartas partes de sus exportaciones a Estados Unidos.
Aún así, economistas aseguran que las preocupaciones sobre los daños causados por la renegociación podrían ser exageradas y que el resultado más probable sea que las conversaciones lleven a un acuerdo trilateral actualizado después de muchos meses o años.
La tercera ronda de discusiones comenzará en Ottawa el 23 de septiembre.
«Cualquier cambio probablemente será gradual», dijo Brett Ryan, economista de Deutsche Bank en Nueva York. «Las corporaciones estadounidenses, particularmente los fabricantes de automóviles, estarían en riesgo sustancial de interrupciones en la cadena de suministros. El ‘lobby’ de los agricultores estadounidenses también se opondría».
Dos tercios de los 38 bancos e instituciones que respondieron a la encuesta esperan que el resultado de la renegociación sea en gran medida neutro o positivo tanto para México como para Canadá.
Es probable que los cambios abarquen mecanismos de solución de disputas, estándares laborales y ambientales, protecciones a la gestión de suministros y normas de origen, entre otras áreas, y podrían tener el mayor impacto en las industrias automotriz y agrícola.Sin embargo, la perspectiva de un cambio radical hacia el proteccionismo parece improbable, especialmente después de que una serie de escándalos y el vacilante apoyo de la clase dirigente política han obligado a Trump a retroceder repetidamente en sus promesas de campaña.
«Un final del TLC plantearía obstáculos para el Gobierno de Estados Unidos, ciertamente para el Presidente de Estados Unidos, y también conduciría a duras quejas del sector privado», dijo Jesús López, economista del Banco Base en la Ciudad de México.
La respuesta más común entre los economistas que siguen la economía canadiense fue que las conversaciones tendrían un impacto económico neutral.
En el caso de México, la respuesta más usual apuntó a una reacción positiva, que extendería una tendencia alcista vista en la primera mitad del 2017.
La economía de México ha sido este año más resistente de lo esperado, mientras que el desempeño de Canadá en los primeros seis meses del año fue el más fuerte en 15 años, lo que llevó a su banco central a elevar las tasas de interés este mes por segunda vez en el 2017.
Fuente: Reforma, Sección Negocios, Septiembre 21, 2017