El comercio global se recupera mucho más rápidamente este año que después de la crisis financiera del 2008, al elevar partes de la economía mundial y desafiar pronósticos de que la pandemia podría hacer que la globalización se replegara de forma permanente.

Cuando apareció el nuevo coronavirus a principios de este año, el comercio internacional de bienes sufrió su caída más grande en comparación con el año anterior desde la Gran Depresión. Los economistas advirtieron de un aumento en el proteccionismo y algunas compañías dijeron que reconsiderarían las cadenas de suministro en el extranjero que eran vulnerables a impactos inesperados.

El comercio permanece por debajo de los niveles previos a la pandemia. Pero aún así, se ha recuperado de forma robusta, y había recobrado alrededor de la mitad de la pérdida histórica de este año para junio, de acuerdo con cálculos del Instituto de Economía Mundial de Kiel, un grupo de expertos alemán.

Los pedidos nuevos de exportaciones crecían en 14 de las 38 economías medidas por la firma de investigación IHS Markit en agosto, en comparación con sólo cuatro en junio. Otros mostraban tendencia de avanzar en la dirección adecuada y pronto podrían empezar a ver crecimiento.

Los hogares están gastando en bienes importados, a veces apoyados por efectivo del Gobierno, incluso al tiempo que el gasto en servicios locales como comidas en restaurantes y salidas al cine han caído, y todos esos bienes tienen que provenir de algún lado.

China, cuyas fábricas estuvieron entre las primeras en reabrir tras suspender actividades por la pandemia, registró un crecimiento de 9.5% en envíos salientes en agosto en comparación con el año anterior. Su puerto Ningbo-Zhoushan, entre los más grandes del mundo, ha visto al volumen comercial rebasar los niveles del 2019 con cada vez más frecuencia desde julio, de acuerdo con QuantCube Technology, una compañía de datos con sede en París.

Las exportaciones surcoreanas en los primeros 10 días de este mes estuvieron sólo 0.2% por debajo del mismo periodo el año pasado.

La actividad de los embarques marítimos en algunos otros puertos estadounidenses, asiáticos y europeos también se ha normalizado, de acuerdo con datos de volúmenes de carga globales. Los precios de los fletes han subido muy por encima de los niveles previos al Covid-19 en algunas rutas clave al tiempo que regresa la demanda de bienes, alcanzando un nivel sin precedentes este mes para precios al contado en contenedores estándar enviados de Shanghái a California.

La recuperación no se siente uniformemente en todas partes, y el comercio aún enfrenta intensos vientos en contra, incluyendo un posible resurgimiento del coronavirus este otoño.

Aun así, países donde el comercio ha mejorado, entre ellos China, Corea del Sur y Alemania, ven que sus economías recuperarse mejor que países que dependen más fuertemente de servicios, aunque factores adicionales, como su relativo éxito en contener al Covid-19, también juegan un papel.

China se encamina a ser la única economía importante en crecer este año. En Corea del Sur y Alemania, Barclays anticipa que las economías se contraigan en 1.5% y 5.3% respectivamente este año, mucho menos que países más orientados a servicios, como Italia y España, que se pronostica se contraigan en 9.3% y 10.7%.

Eso sugiere que el comercio podría jugar un papel más importante de lo que se esperaba en la recuperación económica mundial, si la tendencia continúa.

En su reciente análisis del comercio global, el Instituto Kiel analizó datos de la recesión del 2008-2009 y descubrió que pasaron 13 meses para que los volúmenes comerciales se recuperaran al nivel que alcanzaron después de apenas dos meses este año, dijo Gabriel Felbermayr, presidente del instituto.

Una razón es que la crisis del comercio de este año fue causada en gran parte por barreras físicas al comercio en lugar de un colapso a largo plazo en la demanda, indicó. Eso significó que exportaciones e importaciones pudieron recuperarse con rapidez cuando los gobiernos reabrieron fronteras y relajaron restricciones a la actividad social.

Y mientras que la desaceleración global del 2008-2009 fue resultado de una crisis bancaria que agotó el financiamiento, los gobiernos han actuado con rapidez este año para respaldar a los bancos y garantizar fondos para el comercio, señaló.

Los retos por delante son considerables. El sentimiento empresarial ha caído en fechas recientes en algunos países, al tiempo que las tasas de contagio de Covid-19 aumentan de nuevo y vuelve a haber restricciones más estrictas. La recuperación comercial de Vietnam se desaceleró tras una nueva oleada de infecciones de Covid-19 a fines de julio.

La recuperación también podría nivelarse pronto en Europa y otras partes a medida que los programas de estímulo empiecen a ser eliminados gradualmente.

Eva Chan, gerente de ventas en Guangdong Jiusheng Electronics Technology Co., una ensambladora de televisiones en China, dijo que su compañía ahora exporta de tres a cuatro contenedores por mes, en comparación con entre cuatro y seis en épocas prepandémicas.

«Puedes notar que la situación económica en países extranjeros no es muy buena», contó. «Muchos de nuestros clientes nos presionan para entregar los bienes tan pronto como sea posible tras hacer los pedidos debido a que les preocupa otra desaceleración y quieren vender todo antes de que los compradores cambien de opinión».

Otro riesgo es que importadores importantes como Estados Unidos podrían reaccionar negativamente a la recuperación comercial y adoptar más medidas proteccionistas al ver que países como China se recuperan.

La participación de China en el comercio de mercancías globales se disparó, de 13.6% en el último trimestre del 2019, a 17.2% en el segundo trimestre de este año tras la pandemia, de acuerdo con Oxford Economics. Estados Unidos registró hace poco su déficit comercial más amplio desde el 2008, al tiempo que la pandemia frenaba las exportaciones de servicios mientras las importaciones de bienes se recuperaban.

Muchas compañías, mientras tanto, todavía están reconsiderando sus cadenas de suministro, lo que podría alterar los patrones comerciales a largo plazo.

WILO SE, un fabricante de bombas de agua con alrededor de 8 mil empleados con sede en el noroeste de Alemania, destaca que establecerá una segunda sede en China este año, seguida por una tercera sede en Estados Unidos, para poder tener centros regionales que actúen en gran parte de manera autónoma. La idea es aislar a WILO de futuras disrupciones comerciales y proteccionismo.

«La pandemia de coronavirus ilustra dolorosamente las debilidades del orden económico mundial actual con todas sus cadenas de valor interconectadas», señaló Oliver Hermes, director ejecutivo de WILO.

– Bingyan Wang contribuyó a este artículo.

Edición del artículo original

Fuente: Reforma, The Wall Street Journal, 22 septiembre, 2020