El Fondo Monetario Internacional (FMI) recomienda que una vez terminado el gran confinamiento, los países emergentes realicen una revisión y cambio de los sistemas fiscales y sociales, para facilitar a las empresas el retorno a la actividad, incentivar la contratación de empleados y favorecer al consumo. Sugieren que se podrían reducir las tasas de impuestos al consumo y del impuesto de nómina, así como otorgar cupones de consumo sujetos a plazos. Al interior del capítulo 2 del Monitor Fiscal, centrado en las políticas fiscales para la recuperación tras el Covid-19, enfatizaron que la pandemia dejó expuesta la vulnerabilidad de las personas de menos recursos en economías emergentes, tanto por el fondeo de los programas sociales de protección como por su instrumentación. Explicaron que los altos niveles de endeudamiento y los crecientes pagos de intereses en los países emergentes exigen que el desarrollo se financie de una manera prudente y sostenible. Estos países deben tratar de lograr más con menos, y aumentar la recaudación tributaria a largo plazo sería fundamental. -Invertir en infraestructura Los expertos del fondo consideran que cuando termine el gran confinamiento existe la posibilidad de que se presente una fuerte recuperación económica que beneficie a todos. Sin embargo, acota que estará sujeta a las redes de seguridad social mejoradas, a un apoyo fiscal generalizado y al apoyo fiscal previo, que se haya aplicado en plena pandemia. Destaca la pertinencia de que el gobierno revise su situación fiscal y si está en condiciones financieras medianamente manejables, comience a planear sus inversiones públicas para favorecer la recuperación.
Consignaron entonces que sería conveniente invertir en infraestructura pública aprovechando las bajas tasas de interés. Recordaron que por años se han rezagado planes de gran envergadura por la consolidación fiscal en la que estuvieron inmersos algunos países. Acotaron, sin embargo, que las decisiones de inversión pública de calidad dependerán de las necesidades de sectores especiales, de la capacidad de financiamiento, y de la eficiencia de la inversión pública “Este último punto es crítico para todos los países porque una tercera parte de los fondos destinados a obras públicas de infraestructura se pierde en todo el mundo a raíz de la ineficiencia y la corrupción”. Destacaron el caso de México para señalar que los programas sociales que prevalecen en el país están fragmentados, tienen duplicidad de beneficiarios y carecen de incentivos apropiados. Explicaron que actualmente, “la carga fiscal de los apoyos sociales recae en las redes de seguridad social ya que muy pocos de los pobres están cubiertos por un seguro de desempleo”. -La segunda ola de estímulo El 17 de abril, la asesora del Departamento de Asuntos Fiscales del FMI, Catherine Pattillo, explicó a El Economista que una vez pasada la pandemia, “sería pertinente favorecer la inversión pública con la debida atención a la selección de proyectos, así como garantizar una red de seguridad social moderna y bien diseñada”. Esto requerirá un aumento de ingresos públicos donde México está claramente rezagado respecto a países de un nivel de desarrollo similar, comentó.
Fuente: El Economista / CDMX / Internet, Información, 01:13, 07/05/2020