El proyecto de reforma de la Ley Federal del Trabajo que se presentará en el Congreso, busca hacer transparente la actividad sindical. Esto porque de aprobarse los cambios se otorgaría mayor poder a los trabajadores para exigir cuentas a sus dirigentes, ejercerían un voto libre y secreto y además podrían ratificar los contratos colectivos. Según expertos, estos principios son compatibles con lo que marca la legislación internacional y las obligaciones que implica para el País la firma del nuevo tratado comercial con Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
«Es un cambio de paradigma amplísimo porque entre otras cosas obliga a que los trabajadores opinen tanto en firma de contrato como en revisiones.
«Los trabajadores ahora sí pueden recurrir al Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral para exigir que se rindan cuentas y los trabajadores tienen la posibilidad de convocar a asamblea para exigir la rendición de cuentas, cosa que no se tenía esa posibilidad», señaló Pablo Franco, experto en negociaciones colectivas y miembro del grupo que tiene a su cargo la redacción de la iniciativa.
Añadió que el verdadero secreto de la reforma está en que obliga a que los trabajadores se involucren en la defensa de sus derechos. Además de que la vida sindical funcione a través del voto libre y secreto.
Dirigentes sindicales que llevan años al frente de su organización se adelantaron a la aprobación de la reforma a la Ley Federal del Trabajo y garantizaron su permanencia durante el sexenio que empieza.
Por ejemplo, Víctor Flores fue reelegido como líder de los ferrocarrileros hasta el año 2024; Carlos Romero Deschamps resultó reelecto por cuarta vez y será el líder de los petroleros hasta ese mismo año.
Expertos opinan que la reforma que se presentará en el Senado significará un cambio en la forma en la cual los trabajadores eligen a sus dirigentes, de tal forma que no podrán ser obligados a adherirse a algún sindicato.
«La nueva ley está exigiendo para las elecciones de los secretarios generales, que las distintas votaciones sean libres, sean secretas a través de un verdadero proceso electoral.
Lo que pasaba es que los líderes viejos llevaban a sus cuates y a votación era a mano alzada, con sus amigos, y se volvían a quedar. Ahora el esquema va a ser más duro, más transparente.
«Pero ¿qué hicieron todos estos líderes? Ya se anticiparon y se reeligieron por otros cinco años y ya quedaros protegidos», afirmó Ricardo Martínez, abogado laboral.
Añadió que también falta conciencia de parte de los trabajadores porque 33 por ciento de trabajadores ya puede pedir una asamblea y cambiar a los líderes.
«Los liderazgos sindicales no han dejado que la gente piense», subrayó.
Fuente: Reforma, Sección Negocios, 03 de Diciembre, 2018