Si Solvay SA no tomara en serio la sustentabilidad, dice Ilham Kadri, no hubiera aceptado el puesto de directora ejecutiva el año pasado.
En su primer día al mando de la compañía química belga de casi 160 años de antigüedad, relata Kadri, empezó a trabajar en una hoja de ruta de 10 años para la firma que fue presentada a principios de este año. Su bono está ligado al plan, que incluye eliminar gradualmente el uso del carbón y reducir en un cuarto el consumo de agua dulce de Solvay para el 2030.
Su convicción en la sustentabilidad está arraigada en su infancia. Dice que el desperdicio era un lujo que no podía darse como niña creciendo en Marruecos sin agua potable ni refrigerador en casa. Décadas después, Kadri, de 51 años, es una de las pocas mujeres de color al mando de una compañía grande.
Solvay ocupa la posición número 52 en la nueva lista de The Wall Street Journal de las 100 compañías con gestión más sustentable, al recibir calificaciones elevadas en calidad del aire, salud y seguridad de empleados, así como en derechos humanos y relaciones con la comunidad. Para producir la clasificación, analistas de investigación de The Journal filtraron un universo de más de 5 mil 500 compañías cotizadas en la bolsa con base en diversos factores ambientales, sociales y demás, usando datos disponibles al público y un análisis de cientos de miles de artículos noticiosos sobre las compañías. Para ser incluida, una compañía tenía que cumplir estándares mínimos de divulgación de datos en categorías clave que incluían medio ambiente, lugar de trabajo, temas sociales y modelo/innovación de negocios.
Kadri, quien alguna vez trabajó en reciclaje de aguas residuales y proyectos de desalinización en Medio Oriente, destaca que usar menos agua para elaborar químicos ahorrará dinero y ayudará a que Solvay se mantenga rentable. La compañía produce ingredientes para productos que van desde baterías de litio hasta dispositivos médicos implantados.
«La sustentabilidad es rentabilidad», afirma Kadri.
UN CRECIENTE CONSENSO
Los directores ejecutivos acogen cada vez más la idea de que las prácticas ambientales, sociales y de gestión corporativa (ASG) jugarán un papel en su éxito futuro. Por ejemplo, una cuarta parte de los directores ejecutivos está ahora de acuerdo en que invertir en iniciativas de cambio climático podría llevar a significativas oportunidades nuevas en productos y servicios para sus negocios, en comparación con 13% en el 2010, de acuerdo con un sondeo de más de mil 500 directores ejecutivos en todo el mundo realizado en el 2020 por PricewaterhouseCoopers LLC (PwC), una firma de contabilidad y consultoría.
«No subestimen el impacto de una decisión tomada por un solo CEO o una sola compañía importante», dice Alan McGill, líder de garantías globales de sustentabilidad en PwC.
Mientras tanto, la pandemia y la zozobra social por la justicia racial han acelerado el giro a la sustentabilidad en muchas compañías este año después de que ambos frentes dejaron al descubierto desigualdades en la economía, señala Rebecca Henderson, profesora en la Escuela de Negocios de la Universidad de Harvard.
«Hace cinco años, el argumento tenía que ver enteramente con intentar persuadir a los CEOs de que tomaran las preocupaciones de sustentabilidad y las llevaran a la corriente principal del negocio», señala. Ahora, «toda la gente con quien hablo tiene la percepción de que así debería ser», menciona.
Christian Klein, de 40 años, director ejecutivo del gigante alemán de software para negocios SAP SE, está entre los CEOs cuyos bonos están ligados a objetivos ecológicos. En el caso de SAP, que ocupa la posición 67 en la clasificación hecha por el equipo de investigación de WSJ, eso incluye la meta cada vez más próxima de lograr neutralidad de carbono en emisiones directas para el 2025.
Hace años, era mucho más difícil convencer a los accionistas de que la sustentabilidad lleva a la rentabilidad, destaca Klein, quien se convirtió en director ejecutivo a principios de este año.
«Esa ya no es una contradicción», señala, al añadir que el mundo de los negocios se está dando cuenta de que a los clientes del mañana no sólo les preocupará el precio sino quién es líder en temas ambientales y sociales.
Dice que ahora se enfoca en encontrar formas para que miles de negocios en todo el mundo que usan el software de SAP reduzcan su impacto ambiental, incluyendo sus cadenas de suministro y manufactura.
«Creemos que podemos tener un impacto enorme», asegura Klein.
La cúpula directiva de Linde PLC, una compañía de gas industrial que quedó en el lugar 62 en al lista del equipo de WSJ, también ve un claro argumento empresarial a favor de la sustentabilidad. Linde se formó con la fusión de Linde AG, de Alemania, y el productor estadounidense de gas Praxair Inc. en el 2018.
El director ejecutivo Steve Angel, quien anteriormente dirigió Praxair, no ve conflicto entre los objetivos de ganancias a corto plazo de Linde y sus metas de sustentabilidad a largo plazo, que incluyen alcanzar cero desperdicio en 450 sitios y aumentar a más del doble el uso de energía baja en carbono para el 2028.
MIentras tanto, el fabricante de equipo eléctrico Schneider Electric SE ha estado en proceso de moverse hacia la sustentabilidad desde que Jean-Pascal Tricoire se convirtió en presidente del consejo y director ejecutivo hace unos 14 años.
«Tu negocio debería ir en la dirección de la megatendencia», dice. «Si tu negocio avanza en contra de la sustentabilidad, estás destinado a fracasar».
Schneider Electric es una de muchas compañías en la clasificación del equipo de The Journal cuyos esfuerzos verdes han atraído a inversionistas. En una nota dada a conocer en mayo por Credit Suisse, el banco indica que Schneider Electric estaba entre las 15 compañías europeas más populares en los 109 fondos centrados en prácticas ASG a los que da seguimiento.
HABLAR VS. ACTUAR
De cualquier modo, parece haber una brecha entre lo que se dice y lo que se hace a la hora de contratar a CEOs y ejecutivos con base en su experiencia en sustentabilidad.
El año pasado, alrededor de 15% de 4 mil ofertas laborales para puestos no ejecutivos o ejecutivos de alto nivel mencionaban la sustentabilidad, pero sólo 4%, a lo mucho, requerían experiencia real en el campo, de acuerdo con un reporte del Pacto Mundial de la ONU y la firma de contrataciones ejecutivas Russell Reynolds Associates.
«Los negocios están haciendo un gran trabajo en integrar la plática de sustentabilidad en las descripciones sobre sus compañías, pero se quedan cortas en impulsar decisiones sobre a qué lideres contratar con base en ello», señala el reporte.
Clarke Murphy, director ejecutivo de Russell Reynolds, anticipa que eso cambie en los próximos años.
Edición del artículo original
Fuente: Reforma, The Wall Street Journal, 14 de octubre, 2020