Los empleos de bajo salario son inestables y la mayoría de quienes tienen esas plazas cotizan poco tiempo a la seguridad social, lo que complica su futura pensión, muestran los datos de la Comisión Nacional para el Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar). El 78 por ciento de las cuentas individuales de pensión de los trabajadores que cotizan al IMSS son de quienes ganan de uno a tres salarios mínimos.
Los trabajadores con ingresos de 1, 2 y 3 salarios mínimos tienen una densidad de cotización de 13, 35 y 47 por ciento, respectivamente.
La densidad de cotización es la proporción del tiempo que están inscritos en la seguridad social respecto al tiempo total laborado.
En contraste con los trabajadores que menos ganan, los empleados que tienen ingresos más altos (de 7 a 25 salarios mínimos) cotizan a la seguridad social entre 73 y 79 por ciento del tiempo total laborado.
Bajo la actual regulación, para alcanzar una pensión manejada por alguna de las 10 Afores que hay en el País, se requiere haber cotizado mil 250 semanas a la seguridad social.
Con ello, los trabajadores formales que reciben entre 7 y 25 salarios mínimos tienen más probabilidad de lograr pensión respecto a los que ganan menos y deciden emplearse en la informalidad en la búsqueda de obtener mayores ingresos.
En el caso de los trabajadores del Gobierno que cotizan al ISSSTE, más del 50 por ciento tiene una densidad de cotización entre 80 y 100 por ciento, y un indicador promedio de 67.6 por ciento.
Sólo 9 por ciento de las cuentas de pensión de los burócratas tiene una densidad de cotización de 10 por ciento, en otro 6 por ciento el nivel es de 10 a 20 por ciento y un 7 por ciento tiene densidad de 20 a 30 por ciento.
Fuente: Reforma, Sección Negocios, 20 de Septiembre, 2018