En la antesala de la próxima ronda de negociación para modernizar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC), el Gobierno de México se está reuniendo con sus pares norteamericanos para apresurar la solución del acuerdo. REFORMA publicó ayer que Donald Trump, presidente de Estados Unidos, pretende terminar la actualización del tratado para abril, y para las actuales administraciones eso sería muy deseable puesto que se adelantarían a los procesos electorales que habrá tanto en EU como en el País, explicó una fuente cercana al proceso.

«Los tratados internacionales no se negocian entre entidades privadas sino entre entes gubernamentales. Una cosa son las rondas de negociación, a los que la IP va como asesor, y otra que el Gobierno mexicano se esté restringiendo a reunirse con los otros gobiernos para llegar a acuerdos y que se hagan del conocimiento público.

«Se están haciendo reuniones pero no hay información muy precisa; al menos al momento no se ha informado oficialmente que los negociadores están reuniéndose o a qué se está llegando», dijo a REFORMA.

Estos encuentros privados se han mantenido desde que inició el proceso de modernización, pero usualmente eran sostenidos entre Canadá y Estados Unidos, mismos que también fueron fruto de varias controversias y que no necesariamente ayudaron a apresurar la resolución.

En esta ocasión, México ya está haciendo uso de este recurso para conseguir acercamientos a nivel ministerial y resolver algunos temas que, entre negociadores técnicos, difícilmente pueden abordarse.

El involucrado dijo que el conjunto de acciones que Trump ha tomado los últimos días, que van desde intentar apresurar el proceso de negociación, hasta insistir en la construcción del muro fronterizo y la posible movilización de fuerzas armadas a la frontera, no es más que un mecanismo de presión más.

«En este momento electoral, la coyuntura favorece más a las presiones estadounidenses. Hay posturas que dicen que mejor se deje la negociación y se espere al próximo sexenio para no cometer errores.

«La gran debilidad de la renegociación del TLC es haberla querido hacer de manera muy rápida, porque transitaban varios elementos, entre ellos y el más preocupante, el proceso electoral», explicó.

Este empresario dijo que el riesgo de apresurar las negociaciones es que se acepten cosas que no son deseables o que comprometerán a la industria.

«Si sale en abril, lo más probable es que se haga un fast track en el Congreso de México para aprobarlo, como se espera también se haga para el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés) y gane quien gane llegará al poder con un nuevo tratado ratificado», expuso.

Fuente: Reforma, Sección Negocios, Abril 04, 2018