El porcentaje de mexicanos que dice no entender la información presentada en el etiquetado frontal de alimentos y bebidas es alto.
De acuerdo con Mares Consumer Intelligence, en los últimos tres años la proporción de consumidores que afirman entender esa información ha pasado de 33 a 54 por ciento en la última encuesta, realizada en noviembre de 2018, lo que implica que casi la mitad -46 por ciento- desconoce esos datos nutrimentales. Se trata de consumidores de alimentos empacados y bebidas envasadas que desconocen el etiquetado frontal vigente, pese a que se han implementado campañas de comunicación en la materia.

El levantamiento de la encuesta se hizo cara a cara a una muestra de 300 personas de los niveles socioeconómicos alto, medio y bajo en distintos centros de afluencia de la Ciudad de México, Puebla, Monterrey y Mérida.

El etiquetado en México presenta el contenido de grasas saturadas, otras grasas, azúcares totales, sodio y energía, medidas en kilocalorías (excepto el sodio que se presenta en miligramos) y como proporción del consumo diario.

Diversos especialistas y analistas del sector público y privado han señalado que el etiquetado frontal para productos industrializados que se utiliza hoy en el País, que son las Guías Diarias de Alimentación (GDA), es poco útil, claro y eficaz y no es totalmente comprendido por los consumidores.

El bajo nivel de comprensión del etiquetado frontal en alimentos ha sido también señalado por el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), que desde 2011 ha estudiado la necesidad de un cambio en las etiquetas que permita una mejor compresión y brinde información útil para las decisiones de consumo.

Aunque recientemente la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) rechazó que se modificara el actual etiquetado, en México se sigue debatiendo la adopción de un nuevo sistema de etiquetado frontal de alimentos y bebidas más claro, sencillo y accesible que permita a los consumidores una mejor toma de decisiones sobre el contenido y calidad de un producto a la hora de comprarlo.

Según el INSP, la efectividad de la información que proporcionan los etiquetados constituye una costo-efectiva reconocida en el control de la obesidad y enfermedades crónicas no transmisibles.

Hasta ahora, el modelo que más se ha discutido y puesto sobre la mesa es el etiquetado de advertencia chileno por considerarlo más fácil de entender que las actuales GDA, ya que mediante octágonos advierte rápidamente si un producto es alto en azúcares, grasas saturadas, sodio o calorías.

De acuerdo con el INSP, el etiquetado de Chile resulta de fácil comprensión y ha dado buenos resultados, ya que advierte de forma directa al consumidor sobre alimentos con alto contenido calórico.

Otro ejemplo es Francia, en donde se optó desde 2017 por el sistema Nutriscore, el cual consta de un semáforo con 5 letras y colores, en el que se destaca el nivel del producto en la escala que va de más nutritivo (A-verde) a menos nutritivo (E-rojo).

Este esquema aún no es obligatorio y se encuentra en etapa de prueba, pero ya ha marcado una pauta que países como España consideran seguir.

Otros países como Italia, Australia y Nueva Zelanda tienen distintos modelos de etiquetado con elementos que han demostrado ser de fácil entendimiento para los consumidores y México podría incluirlos o agregarlos en su debate de adopción de uno nuevo.

Fuente: Reforma, Sección Negocios, Junio 17, 2019