De no aprobarse el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) antes del receso de agosto del Congreso estadounidense, éste podría complicarse por el proceso electoral de ese país y resolverse quizá hasta 2021, señalaron expertos. La discusión del T-MEC se dificultaría considerando las elecciones presidenciales de noviembre de 2020, pues previo se tendrán las campañas electorales en las cuales se usará el Tratado a favor o en contra en los diversos discursos de los candidatos, dijo Hugo Perezcano, director adjunto de Derecho Económico Internacional en el Centro para la Innovación de la Gobernanza Internacional (CIGI).

«Sin duda (se complica el proceso) porque todo este tipo de debate sube de volumen, adquiere una tónica diferente cuando se está en los temas de campaña y donde pesa más la retórica que incluso los intereses económicos y reales», afirmó.

Incluso de no ser aprobado este año, se podría esperar hasta 2021.

«Si en el periodo que se tiene no sucede (la aprobación), el siguiente año ya no se va a someter al proceso porque es año electoral, tendría que acabar el proceso electoral para que se someta, entonces eso implicaría que la aprobación se iría hasta el 2021», refirió Ilse Madrazo, socia y directora regulatoria del despacho Intrade Consultores.

Sería complicado aprobar el T-MEC el siguiente año porque se pude prestar o interpretar como una acción a favor de algún candidato, dijo Madrazo.

Por ejemplo, por ahora, aprobar el Tratado sería un elemento a favor de Trump para su campaña, lo cual no es fácil de aceptar para los demócratas, agregó Madrazo.

Aunque la aprobación podría darse bajo la Ley sobre las facultades para promover el comercio de EU (TPA, por sus siglas en inglés), que permite agilizar el proceso, los demócratas podrían retrasarlo si solicitan ajustes.

Robert Lighthizer, Representante de la Oficina de Comercio de EU, señaló recientemente que los legisladores cuentan con el tiempo suficiente para ratificarlo antes de agosto, pero la postura de los demócratas ha sido más dura en cuanto a los cambios que debe llevar el documento.

En 1993, durante el proceso de aprobación legislativa del TLCAN, Bill Clinton en campaña señaló que no estaba a favor porque se requerían disposiciones en derechos ambientales y laborales, mismos que una vez que llegó a la Presidencia se ajustaron a través de cartas paralelas, recordó Perezcano.

Esta vez el tratado no era un factor decisivo, pero le dio votos a Trump, explicó.

Nancy Pelosi, vocera de los demócratas, ha señalado que buscan cambios en el documento y no sólo legislaciones complementarias, lo que lo retrasaría más.

Fuente: Reforma, Sección Negocios, Junio 21, 2019