El consumo de refresco creció 3 por ciento en el último lustro, al pasar de 7 mil 617 millones en el periodo enero a mayo de 2014 a 7 mil 844 millones de litros en el mismo lapso de este año, esto pese a que desde hace 5 años las gaseosas tienen un impuesto por su contenido calórico. Datos del Inegi revelan que la industria de bebidas gaseosas vendió durante los primero cinco meses del año refrescos por valor total de 67 mil 927 millones de pesos, 28.3 por ciento más que lo comercializado en el mismo lapso de 2014.
El impuesto a cinco años hemos realizado muchos análisis al respecto de cuáles han sido los efectos de consumo y con los datos oficiales hasta ahorita se ha demostrado que es un impuesto a los pobres y afecta a los que menos tienen”, dijo Tania Ramos, vocera de la Asociación Nacional de Productores de Refrescos y Aguas Carbonatadas (ANPRAC). Agregó que los dos impuestos que se implementaron a los refrescos, IVA e IEPS, son un aumento a la desigualdad, pues el 57 por ciento de lo recaudado lo pagan los pobres, y de estas familias el 20 por ciento no puede acceder a una canasta básica de alimentos.
Asimismo, denunció que mientras la inflación tuvo un alza de 22 por ciento entre 2014 y 2018, la inflación aplicada a refrescos y bebidas no alcohólicas fue de 40.3 por ciento, casi el doble. Ramos dijo que en promedio se pagan tres pesos de impuesto por cada 10 pesos de refresco, y las bebidas azucaradas representan sólo cerca de 5 por ciento de la ingesta calórica diaria. “No disminuyó el consumo de calorías consumidas por los mexicanos provenientes de las bebidas saborizadas.
El incremento del precio por el impuesto disminuyó alrededor de dos calorías diarias por habitante, porque existió un efecto de sustitución”, dijo Ramos. De acuerdo con Euromonitor, entre 2013 y 2018 el consumo per cápita de aguas saborizadas subió 11.7 por ciento, al pasar de 35.9 a 40.1 litros.
(Fuente: El Financiero / Distrito Federal / Internet, Información, 04:50, 20/08/2019)