Laís Lima, Head de Marketing de Signifyd para Latinoamérica.
El social commerce o comercio social ha transformado el eCommerce, integrando la experiencia de compra con las redes sociales. Plataformas como Instagram, Facebook y TikTok permiten a los usuarios comprar productos directamente desde sus feeds. Pero esta estrategia, aunque emocionante, no está exenta de desafíos significativos.
El fraude en el social commerce puede manifestarse de varias maneras: desde el hackeo de perfiles de redes sociales hasta el robo de información relacionada a métodos de pago. Según DataReportal, el 84 % de los usuarios de internet utilizan al menos una plataforma social; esto permite que los estafadores tengan de dónde elegir.
A pesar de las medidas de seguridad implementadas por las plataformas sociales, la rápida evolución de las tácticas de defraudación suele superar estas defensas. Los consumidores a menudo se enfrentan al dilema de utilizar sus perfiles personales para acceder fácilmente a sitios de comercio electrónico o pasar por el tedioso proceso de llenar formularios para hacer una compra, lo que puede terminar en el abandono del carrito.
Si se logra que sigan con la compra, surge otro reto importante: el miedo a la estafa lleva a los negocios a endurecer sus controles en el afán de evitar a los costosos contracargos, lo que a veces resulta en la declinación de transacciones legítimas.
Los falsos positivos frustran tanto a los consumidores como a los negocios. Para los primeros, una transacción declinada puede significar la pérdida de una oferta única, tener que repetir el proceso de compra o una ofensa por un rechazo injustificado.
En el contexto del comercio social, donde las transacciones se basan en la interacción directa y en los impulsos e inmediatez propias de las redes, una compra declinada puede tener un impacto aún más notable. Para los negocios, resultan en ventas perdidas y clientes que potencialmente no regresarán.
Para enfrentar la estafa en el comercio social, es fundamental para los retailers evaluar si sus mecanismos y herramientas de prevención de fraudes tienen el alcance necesario para comprender la información disponible a través del uso de estas redes en su estrategia de ventas. Cuánto más datos se puedan analizar y contextualizar sobre cada transacción, mayor será la precisión en la detección de los engaños.
Perderse de estas oportunidades de ventas por miedo al engaño y herramientas desactualizadas es dejar de tener a todo un público nuevo valioso.
Fortalecer la protección antifraude con lo más moderno es tan importante como conocer el volumen potencial de falsos positivos en su negocio. Tasas de aprobación muy bajas, índices de rechazo muy altos y porcentajes de contracargos en ceros son señales de que se deben explorar herramientas más avanzadas para aumentar las ventas.
El social commerce ha redefinido la interacción con las marcas ofreciendo oportunidades de mayor alcance y una experiencia más personalizada. No obstante, el auge de las estafas y la diversidad de tácticas utilizadas por los ciberdelincuentes son recordatorios de que con cada innovación vienen nuevos desafíos.
La clave para mantener la confianza y seguridad en esta nueva era del comercio digital reside en acompañar la innovación. Claro, innovar no es sencillo, pero el ecosistema del comercio electrónico es cada vez más fuerte. Los socios estratégicos especializados harán que el camino sea más corto, más fácil y más productivo.
Fuente: Retailers.mx