La Administración Trump no dio indicios de dar marcha atrás a sus aranceles restrictivos ante la reacción de aliados y de China durante el fin de semana, lo que aisla a Estados Unidos y complica la reunión del Presidente esta semana con líderes de los socios más leales de Washington.

Los funcionarios de finanzas de más alto nivel de las naciones líderes del Grupo de los Siete (G7) se reunieron en Canadá, donde los otros seis miembros emitieron una crítica pública contra los nuevos aranceles de Washington al acero y el aluminio.

 

Esos seis miembros -el anfitrión, Canadá, junto con Francia, Alemania, Italia, Japón y Reino Unido- adoptaron un comunicado formal el sábado donde expresan su «preocupación y decepción unánimes».

 

Al día siguiente en China, Beijing dijo que no acataría ningún acuerdo para comprar más productos estadounidenses sin tener garantías de que Estados Unidos no procedería con los planes de imponer aranceles de 50 mil millones de dólares a las importaciones chinas.

 

Pero incluso con medidas de represalia puestas en marcha en China así como en Europa y Norteamérica, no hubo indicios durante el fin de semana de que la Administración mostrara recelo de avanzar lentamente hacia una guerra  comercial.

 

«Cuando tienes casi 800 mil millones de dólares al año en pérdidas en  comercio, ¡no puedes perder una Guerra  Comercial!», expresó el Presidente Donald Trump en un mensaje en Twitter el sábado.

 

«Estados Unidos tiene años de ser estafado por otros países en  Comercio, ¡es hora de ponerse listos!».

 

Las disputas llegan justo al tiempo que la Administración Trump tiene las manos llenas con difíciles labores de negociación.

 

De forma más inmediata, el propio Trump debe enfrentar ahora a los líderes de países que han calificado a sus políticas como extremas, imprudentes y en algunos casos ilegales cuando llegue a Quebec para una cumbre de jefes de Estado del G7 programada para el viernes y el sábado.

 

A eso seguirá una cumbre planeada en Singapur con Corea del Norte apenas tres días después, el 12 de junio.

 

Trump también enfrenta oposición europea a su esfuerzo para volver a redactar el tratado nuclear con Irán del 2015 y planea una cumbre con el Presidente Vladimir Putin de Rusia.

 

Aún así, la campaña por imponer aranceles causa la fricción más inmediata.

 

La Casa Blanca ha dicho que los aranceles impuestos la semana pasada -de 25% al acero y 10% al aluminio proveniente de Canadá, México y la Unión Europea- fueron diseñados para abordar el papel que han jugado las importaciones de acero en socavar la viabilidad de la industria acerera de Estados Unidos, sin la cual el país tendría dificultad para movilizar su defensa.

 

La Administración ha dado indicios de su intención de usar un argumento similar sobre seguridad para imponer aranceles a autos de Alemania y Japón, y a suministros industriales de China.

 

En respuesta a los aranceles, la Administración absorbió un golpe tras otro.

 

El Primer Ministro Justin Trudeau de Canadá llamó a la decisión de Estados Unidos «francamente insultante e inaceptable» en una entrevista televisada el domingo, mientras que su Ministra de Asuntos Exteriores la comparó con políticas estadounidenses previas a la era de la Depresión.

 

«Sabemos que las políticas de ‘empobrecer al vecino’ no funcionan.

 

Es fue la lección de los 20 y los 30″, declaró la Ministra, Chrystia Freeland, en CNN.

 

«Y realmente espero que la gente se tome tiempo para reflexionar sobre las lecciones de la historia y no volver a optar por ese camino».

 

Mário Centeno, el Ministro de Finanzas de Portugal que participa en el G7 debido a que es presidente del Eurogrupo, la asociación de ministros de finanzas de la eurozona, describió la posición de Estados Unidos dentro del G7 en términos severos.

 

«Podemos decir que Estados Unidos abordó solo el tema arancelario y permanece solo en torno a la mesa», indicó Centeno en una entrevista.

 

La decisión de imponer aranceles contribuyó a la volatilidad en los mercados financieros globales y llevó a pronósticos de impactos económicos potencialmente adversos.

 

Economistas advirtieron que las represalias que llevaran a mayores barreras comerciales del orden de las que existían a principios de los 90 podrían costar miles de empleos estadounidenses e incluso encaminar a Estados Unidos hacia una recesión.

 

Grupos empresariales mencionaron que, en el peor de los casos, el número de empleos perdidos podría sumar millones.

 

Mientras pasaba la tormenta el fin de semana, Lawrence Kudlow, el principal asesor económico de Trump, minimizó el estallido.

 

Consideró que los aranceles son necesarios para cerrar lagunas y «corregir varias décadas de abuso» en  comercio global, al decir a Fox News que Trudeau, en particular, reaccionaba exageradamente a un «pleito de familia».

 

«El Presidente tiene un acervo de herramientas, y los aranceles son parte de ese acervo», señaló a The Wall Street Journal.

 

La reunión del G7 fue organizada para los jefes de finanzas en antelación a la cumbre de los líderes de esos países.

 

El G7 rara vez emite condenas tan fuertes dirigidas a uno de sus miembros.

 

Más improbable es el hecho de que el blanco de las críticas sea Estados Unidos, que ha hecho más que ningún otro país para establecer los principios de libre  comercio sobre los cuales opera la  economía global hoy en día.

 

Al ser la fuente de consternación, Trump debe enfrentar ahora a los líderes del G7 dentro de cincos días.

 

Mientras lo hace, otros países adoptan una postura de desconfianza incluso si, hasta el momento, no han sido blanco de Trump.

 

Carla Hills, ex Representante  Comercial de Estados Unidos y crítica republicana de la estrategia  comercial de la Administración, dijo pensar que la Administración ha adoptado la estrategia equivocada con China al pelear primero sobre acero y aluminio con aliados, particularmente en vista de que las quejas de Estados Unidos sobre China reflejaban las de los amigos de Washington.

 

Steven Mnuchin, el Secretario del Tesoro y quien asistió a la reunión de Ministros de Finanzas del G7, negó que Estados Unidos quedara fuera del consenso en todas las cuestiones e insistió que Washington juega un papel crucial.

 

«No creo de ningún modo que Estados Unidos esté abandonando su liderazgo en la  economía global», declaró Mnuchin.

 

¿Lingling Wei, en Beijing, y DaveMichaelsy Harriet Torry, en Washington, contribuyeron a este articulo.

 

Ministros de Finanzas y Gobernadores de Bancos Centrales del G7 se reunieron el fin de semana en Whistler, Canadá.

 

(Fuente: Reforma, Información ,Negocios ,Josh Zumbrun en Whistler, Columbia Británica, y Bob Davis en Washington, P4, 05/06/2018)