Como dice la expresión «no hay mal que por bien no venga», la pandemia del Covid-19 ocasionó una crisis económica sin precedente a nivel mundial, regional y nacional, pero propició y aceleró el proceso de digitalización de muchas actividades comerciales e industriales. Es un catalizador que está cambiando paradigmas en el funcionamiento de la economía, creando oportunidades de eficiencia, reducción de costos y productividad.Un ejemplo emblemático es la aplicación ZOOM para llevar a cabo comunicación a la distancia. De ser una herramienta de negocios se ha convertido en una facilidad de comunicación personal, familiar, comercial y educativa, con la respectiva ganancia económica para la empresa. Estuvo en el momento y lugar correcto.La transformación va desde acciones tan sencillas como poder ordenar comida y víveres, compras comerciales, regalos, etc., hasta cuestiones más complejas formas de trabajo en casa, transacciones financieras, inteligencia artificial, educación, salud, el internet de las cosas, etc.Dada la incertidumbre en la duración de la pandemia, lo que parece un shock temporal se ha convertido en un proceso de cambio sin vuelta a las prácticas anteriores; ¿estará el gobierno consciente de esto y actuando en consecuencia?Estimaciones para Estados Unidos indican que el mayor uso de transacciones en línea podría representar hasta 2 millones de millones de dólares en los próximos cinco años, donde el comercio electrónico de ropa y vestido se incrementaría en 450 mil millones, la compra de alimentos en 705 mil millones y las empresas de distribución aumentarían sus ingresos en 225 mil millones.Destrucción Creativa En la década de los 1940's, un economista de origen austriaco desarrollo el concepto de «destrucción creativa», que es un proceso por el cual una innovación o desarrollo tecnológico transforma el modelo de negocio de una industria modificando las técnicas de producción, comercialización y hasta el mismo producto final.Como parte de la destrucción creativa, las empresas deben adaptarse a la nueva dinámica del sector. Así, pueden llegar a cerrar líneas de negocio para abrir otras. Aquellas firmas que no se adecúen deberán cambiar de actividad o simplemente desaparecer.En otras palabras, se «destruye algo para crear algo nuevo» y, habitualmente, mejor. En este contexto, el Covid-19 es la «madre de todas las innovaciones».La destrucción creativa es propia de un modelo de economía de mercado donde existe la libre competencia de los agentes económicos y el gobierno debería flexibilizar regulaciones y estimular el cambio y no obstaculizar o querer dirigir la innovación. Pero sí tiene un rol en tener un sistema educativo y de capacitación técnica orientado a las nuevas realidades.México y la economía digitalEl elemento crítico de la digitalización es la difusión de la tecnología que requiere una infraestructura propia, habilidades educativas, cambio cultural, ajuste organizacional y una regulación flexible y sostenida en el tiempo. Podrá haber buenos deseos, pero si no se tiene cobertura de banda ancha, acceso y velocidad de internet adecuada y cobertura geográfica no se llega muy lejos. El regreso a clases es una muestra de las debilidades de este fenómeno. Hay términos en inglés que todavía no encuentran su doble en español y son desconocidos por la población, como Big Data y Machine Learning.Deficiencias en estos aspectos básicos se traducen en baja productividad y débil competitividad, y por extensión, en un crecimiento económico por debajo de lo requerido (como el 2 por ciento de México en los últimas dos décadas) y en un nivel potencial que se hace cada vez menor en el tiempo.La brecha digital que México y América Latina se amplía frente a los estándares internacionales. Dos ejemplos: en 2019, la cobertura de internet por línea fija (por cada 100 casas) de Canadá fue de 98.5, Estados Unidos 84.1 y México 54.4. En el caso de internet móvil (número de líneas por cada 100 individuos), Chile registra 141.1, Argentina 133.7 y México 93.7.Como en todo, siempre hay quien hace comparaciones internacionales. En este caso, es el Centro de Competitividad Global IMD que analiza y clasifica el grado en que los países adoptan y exploran tecnologías digitales y elabora un reporte anual titulado » Competitividad Digital Global IMD». Donde analiza tres factores básicos: conocimiento, tecnología y preparación para el futuro y que cubren 19 indicadores.En su reporte de 2019, se evalúa a 62 países y México no sale bien librado.El número uno es Estados Unidos con un nivel de 100, le sigue Singapur, en segundo lugar con 99.4, y Suecia, tercero con 96.0. En América Latina, el líder es Chile, en el lugar 42 con 66.7; luego México, lugar 49 con 60.4, y Brasil, posición 57 con 57.4.¿Qué sigue?La reforma de telecomunicaciones de 2013 y la Estrategia Digital Nacional ya no son dignas de seguirlas porque fueron diseñadas por las pasadas administraciones, se han desacelerado y no están en las prioridades actuales. A pesar de que esos cambios lograron una reducción significativa de los precios de los servicios y un mayor uso de los medios electrónicos.La digitalización es una visión del futuro, no del pasado. No entender esta situación es permanecer con una perspectiva limitada del desarrollo económico y social del país.La nueva realidad es «estar en línea».
Fuente: Reforma / CDMX / Internet, Información, 07:00, 02/10/2020