La sustentabilidad cada vez toma más relevancia y es un tema que no se puede dejar para mañana, de lo contrario, cada vez se sentirán más los efectos del cambio climático.
Hay dos temas que se han colocado en la agenda en los últimos años: el nearshoring y la agenda ESG (ambiental, social y gobernanza, por sus siglas en inglés). Si México juega bien sus cartas, puede potenciar la oportunidad que ya representa la relocalización de las cadenas de valor.
El Tratado comercial con Estados Unidos y Canadá (T-MEC) y la vecindad con la economía más grande del mundo han hecho de México uno de los destinos favoritos para las empresas que buscan acercarse al mercado estadounidense.

Aunado a esto, hay una oportunidad para hacer más atractivo al país: la incorporación de los criterios ESG, particularmente de sustentabilidad, en línea con la tendencia que se está adoptando cada vez con más fuerza en el mundo.

En México hay empresas que ya cumplen con criterios de sustentabilidad, ya sea porque son filiales de transnacionales o porque es parte de los requisitos para ser parte de las cadenas de producción.

Además del tema regulatorio, las empresas ahora tienen que incluir el manejo de riesgos y entender cómo se están modificando los patrones de consumo y moverse en el mismo sentido y a la misma velocidad, sugirió Amy Brachio, Líder Global de Sustentabilidad de EY.

Sin embargo, hay un largo camino por recorrer para aplicar estos criterios a nivel nacional, señalaron especialistas de la firma en México en entrevista con Expansión.

“La sustentabilidad y los criterios ESG son temas de largo plazo con muchos desafíos de corto plazo que las empresas tienen que enfrentar en el presente, y tienen que asegurarse de cumplir tanto con los temas de largo y corto plazos”, explicó Brachio.

Además, “aunque se trata de un tema global, las soluciones tienen que ser locales”, añadió Ricardo Assumpção, líder de Sustentabilidad y ESG de América Latina para EY.

Para México, cumplir con temas de sustentabilidad no solo le permitirá cumplir con los requerimientos de los países con los que tiene un tratado comercial —Norteamérica y la Unión Europea, principalmente—, también le abrirá las puertas de nuevos mercados y llegar al gusto de nuevos consumidores.

Permitirá a las empresas “contar con cadenas de suministro más resilientes porque necesitarás proveer mejores insumos; ser más eficientes en términos de operación y, por ende, reducir costos”, subrayó Ruth Guevara, líder de Cambio Climático y sustentabilidad de América del Norte de EY.

¿Dónde está México?

A pesar de la importancia que tiene la sustentabilidad para las empresas alrededor del mundo, México aún tiene largo camino por recorrer en la materia.

Solo en 13 de los 32 estados del país aplican un impuesto al carbono. A pesar de que el país tiene el compromiso de reducir 35% de las emisiones para 2030, se antoja complicado el cumplimiento, lamentaron los especialistas.

“En México tenemos definidas las metas, los compromisos y la agenda internacional, pero necesitamos un mayor cumplimiento y compromiso del gobierno en temas de regulación e impuestos sustentables”, sostuvo Guevara.

En términos de emisiones, agregó, México es el primer lugar de América Latina, seguido de Brasil, Argentina, Colombia, Chile, Venezuela, Ecuador, Uruguay, Costa Rica y Nicaragua. Eso no es bueno. El 90% de las emisiones de México provienen del transporte y la energía eléctrica. “Tenemos una gran área de oportunidad en materia de descarbonización del transporte, de energía”, apuntó.

No hay una solución universal para cada país, consideró; cada empresa tiene que tomar diferentes medidas en la ruta de la sustentabilidad y el cuidado del medio ambiente, así como en un mejor aprovechamiento energético rumbo a la meta de la descarbonización.

“Hay grandes números en términos de descarbonización llegando a la región, específicamente en materia de energía. Yo diría que que se estima que la inversión en el sector será de un billón de dólares en Latinoamérica”, complementó Guevara.

¿Qué falta por hacer?

Tal como se hizo en Europa y, recientemente, en Estados Unidos, en México también se tienen que aprobar regulaciones para que las empresas, públicas y privadas, agreguen datos no financieros a sus reportes, es decir, que incluyan el riesgo climático al que están expuestos y el impacto que tiene su actividad en el ambiente.

“Lo primero que se tiene que hacer es entender la agenda y correlacionarla con innovación. El tema es: ¿cómo invertimos en innovación en los procesos? ¿Cómo nos volvemos más eficientes?”, señaló Assumpção.

Uno de los temas que se debe entender tiene que ver con la parte financiera. Los créditos tienen que apuntar no solo al financiamiento; tienen que estar acompañados de métricas en materia de sustentabilidad que se deban cumplir, apuntó Guevara.

En la medida en la que no se den los pasos necesarios en materia de sustentabilidad, tendremos más ‘Acapulcos’ —afectado por el huracán Otis el año pasado—, o más falta de agua, como ocurrió en Monterrey, anticipó Ruth Guevara.

“Necesitamos entender que si no cumplimos con estas metas, estamos fuera del negocio desde ahora, con impacto tremendo en el clima. México es el país con mayores emisiones en Latinoamérica, tenemos una gran responsabilidad en entender nuestro rol para movernos en la ruta de reducirlas”, concluyó.

 Fuente: Expansion.mx