Desde hace varios años, hemos escuchado repetidamente que debemos reciclar para proteger el medio ambiente, pero muy pocas veces nos detenemos a pensar lo que esto significa y cómo verdaderamente se lleva a cabo. Esta falta de conocimiento hace que nuestros esfuerzos no sean tan eficientes o que nos quedemos a la mitad del camino, lo que nos limita para lograr nuestros objetivos de desarrollo sustentabilidad como país tal y cómo nos comprometimos en la agenda 2030 de la ONU.
Es por eso que es indispensable entender que reciclar es parte de un ecosistema económico ya que permite el reuso de insumos de manera eficiente, además de que todos implementemos e impulsemos propuestas que nos acerquen cada vez más a la meta de garantizar modalidades de consumo y producción sostenible.
En la actualidad, la economía del país funciona principalmente a través de un modelo económico en el que se “extrae, produce y desperdicia”, pero está demostrado que no es sostenible en todos los sentidos, por lo que es urgente cambiar nuestro modelo económico a uno circular.
Una prueba de ello es que sólo se recicla el 9 % de los nueve mil millones de toneladas de plástico que se han producido en el mundo y, si seguimos en esta tendencia para 2050, tendremos cerca de 12 000 millones de toneladas de desechos plásticos en los basureros y en la naturaleza (ONU). Para visualizar esto, un estudio de Ellen MacArthur Foundation menciona que de continuar esto, para el año 2050 se tendrá más plásticos que peces en el mar.
Para contrarrestar este peligro, debemos adaptar nuestros modelos de negocio a un enfoque que “reduzca, reutilice y recicle” en toda la línea de vida de los productos, para que a la larga podamos ser más resilientes y no estemos inundados en basura, beneficiando a la comunidad en su conjunto.
Esto suena muy complejo si no se contempla que ya se ha empezado la transición y no solo a nivel mundial, sino también en nuestro país.
Poco a poco, diferentes industrias y empresas han logrado implementar medidas dirigidas a lograr una mayor circularidad en sus áreas de producción y en la reutilización de los desechos. Cabe destacar que México tiene una tasa alta de acopio de PET del 53 % anual, lo que equivale a alrededor de 415 mil botellas, poniéndonos por encima de países como Brasil, Canadá y Estados Unidos, además de generar más de 70 mil empleos en nuestro país (ECOCE) pero esto no es suficiente.
Para impulsar este cambio de manera más fuerte, se ha presentado en la Cámara de Senadores la iniciativa con proyecto de decreto para poner a consideración la Ley General de Economía Circular.
Esta ley permitirá establecer instrumentos de control, manejo y mejora de la economía circular además de generar cadenas productivas y de valor, manteniendo los recursos en las zonas urbanas y disminuyendo la extracción de materias primas de los ecosistemas naturales. En sí esta transición ya está en marcha y debemos aprovecharla para el bien de todos.
Este nuevo sistema económico debe de replantear la forma en la que se piensa en un producto y todo lo que conlleva sin sacrificar las características de estos.
En Bonafont nos dimos a la tarea de resolver este reto a través de tres pilares que sostienen nuestra política de empaques de forma que podamos seguir ofreciendo bebidas de calidad en envases 100 % circulares. Para poder cumplir esto planteamos tres objetivos que contemplan que los empaques están diseñados para la circularidad, sean reusados, reciclados o compostables en práctica y que ayuden a la conservación de recursos naturales al incorporar PET reciclado dentro de ellos.
Para que estos planteamientos se puedan llevar a cabo se han definido dos canales que permiten la reasignación de los desechos que se generan en la producción (post industrial) y uso de mercancía (post consumo) según el uso que vayan a tener posteriormente. El primer canal se denomina “Reciclaje Closed Loop” en el que el objeto desechado es reciclado para volverse a utilizar de la misma manera como nuestra botella Bonafont hecha 100 % de otras botellas. El segundo canal es “Reciclaje Open Loop” en el que el objeto desechado es reciclado para ser utilizado como materia prima en un producto o industria diferente.
Por ejemplo, el PET se puede reciclar a través del “Reciclaje Closed Loop” permitiendo que se produzca una botella de otra botella una y otra vez.
En Bonafont utilizamos este canal para lograr lanzar la primera botella en el mundo en 2009 hecha de otras botellas, lo que nos ha llevado hoy en día a reciclar hasta un 42 % de plástico promedio en todo nuestro portafolio de bebidas en 2019.
Adicionalmente, el rPET puede utilizarse exitosamente a través del “Reciclaje Open Loop” en otras industrias cómo la textil y Bonafont ha impulsado estos diferentes usos. Es por eso que las miles de playeras de la carrera Bonafont 2019 y 2020 fueron hechas 100 % con Pet reciclado, evitando que acaben en la naturaleza o rellenos sanitarios.
La marca, como parte de Grupo Danone, está asociada con diferentes ONG a nivel global como la Ellen MacArthur Foundation (EMF), con la cual se firmó el acuerdo global de la nueva economía del plástico para seguir integrando los principios de la economía circular tanto dentro como fuera de la empresa.
En si existe una infinidad de posibilidades que se pueden adaptar a las realidades de cada empresa, solo se debe de buscar cómo implementarlos y tenerlos siempre en la mente para alcanzar la circularidad.
No hay que olvidar que se debe de integrar a todas las personas que participan en la cadena de reciclaje de plástico: consumidores, recolectores de basura, empresas y gobierno ya que solos no se puede lograr un verdadero cambio.
Fuente: https://retailers.mx/sofia-diaz-de-danone-vital-implementar-la-economia-circular/