Una segunda oleada de aranceles puestos por México, para hacer frente a las políticas comerciales de Donald Trump, tendrá que cuidar no afectar a las cadenas de producción mexicanas, señalaron expertos.
Después que Estados Unidos gravó el acero y el aluminio, la Secretaría de Economía respondió con medidas equivalentes (por 3 mil millones de dólares) a productos fabricados en ese país.
En caso de que el Gobierno mexicano quiera ampliar la lista de productos que tienen arancel o hacer una rotación de los bienes seleccionados, para evitar un impacto inflacionario, será necesario hacer un análisis profundo, explicó Ignacio Martínez Cortés, director del Laboratorio de Análisis, Comercio Exterior y Negocios (LACEN) de la UNAM.
«Si Economía quiere implementar algo así tendrá que hacer un estudio de cómo afectará las cadenas de valor, la principal es la industria automotriz, que se divide en ensamble de autos y autopartes, y tendrá que cuidar las de dispositivos médicos, electrónica y textiles, que tienen una alta dependencia de las importaciones.
«Es ahí donde se tiene que tener mucho cuidado, porque algunos sectores podrían sufrir a consecuencia de los impuestos compensatorios», enfatizó el especialista en temas de comercio.
Cabe destacar que México no es el único país que ha puesto este tipo de medidas, pero sí fue el primero en aplicarlas.
Por ejemplo, Canadá, cuya lista equivale a aranceles sobre productos por casi 13 mil millones de dólares, empezó con sus respectivas medidas a principios de este mes.
Mientras, China armó su propia defensa equivalente a 50 mil millones de dólares, lo que causó revuelo y molestia al Presidente estadounidense Donald Trump y, a menos de que haya algún cambio, entrarán en vigor este viernes.
En caso de que se suscite una guerra comercial a gran escala, y los productos excedentes que tradicionalmente se colocaban en un país amenacen con inundar el mercado internacional, México ya tomó previsiones.
Específicamente, para evitar que el acero y aluminio provenientes de China y Rusia que no se puedan colocar en Estados Unidos lleguen a México indiscriminadamente, la Secretaría de Economía decidió elevar de 5 a 15 por ciento los impuestos generales, es decir, los que se cobran a todo el mundo, a productos de este tipo.
«Lo que México dijo fue: ‘¿en cuánto me daña en comercio el arancel que me estás poniendo en acero y aluminio? y yo voy a compensar ese daño poniendo impuestos a ciertos productos’, y se seleccionó aquellos que pegaría a los norteamericanos para buscar una negociación.
«Ahora, sobre el acero y el aluminio ya existían estos aranceles y se reactivaron para cuidar el mercado. Pero difícilmente este efecto se repetiría sobre otros productos», dijo Fernando Ruiz Huarte, director del Consejo Empresarial Mexicano de Comercio Exterior (Comce).
Fuente: Reforma Sección Negocios, Julio 04, 2018